lunes, 24 de septiembre de 2018

El Camino De Las Lagrimas (Cap. 4- Parte 2)

El Camino De Las Lagrimas (Jorge Bucay)

QUÉ ES EL DUELO

11.- Mucho descanso, algo de disfrute y una pizca de diversión.
Date permiso para sentirte bien, reír con los amigos, hacer bromas. Es tu derecho y además será de gran ayuda que busques, sin forzar tu propio ritmo, momentos para disfrutar.
Recordá que hasta el ser querido que no está querría lo mejor para vos.
Los malos momentos vienen por sí solos, pero es voluntaria la construcción de buenos momentos. Empezá por saber con certeza que hay una vida después de una pérdida, prestale atención a las señales y oportunidades a tu alrededor. No las uses si no tenés ganas, pero no dejes de registrarlas.

12.- Confiá en tus recursos para salir adelante.
Acordate de cómo resolviste anteriores situaciones difíciles de tu vida.
Si querés sanar tu herida, si no querés cargar tu mochila con el peso muerto de lo perdido, no basta pues con esperar a que todo se pase o con seguir viviendo como si nada hubiera pasado.
Necesitás dar algunos pasos difíciles para recuperarte. NO existen atajos en el camino de las lágrimas.
Vas a vivir momentos duros y emociones displacenteras intensas en un momento en el que estás muy vulnerable. NO te exijas demasiado. Respetá tu propio ritmo de curación y créeme cuando digo esto: estás en condiciones de afrontar lo que sigue, porque si estás en el camino, lo peor ya ha pasado.
Confiá en vos por encima de todas las dificultades y si lo hacés te garantizo que no te defraudarás. El pensamiento positivo te transforma siempre en tu propio entrenador.

13.- Aceptá lo irreversible de la pérdida.
Aunque sea la cosa más difícil que has hecho en toda tu vida,
ahora tenés que aceptar esta dura realidad: estás en el camino de las lágrimas y no hay retorno. El camino sólo sigue hacía adelante. Mientras creas en un pequeño lugarcito que el otro volverá, que la situación va a volver a ser la que era, que el muerto va a regresar, nunca terminarás el recorrido.
La muerte siempre llega demasiado tarde o demasiado temprano. Siempre es un mal momento para que la gente se muera.
Hablar de tu pérdida, contar las circunstancias de la muerte, visitar el cementerio o el lugar donde se esparcieron los restos, todo puede ayudar poco a poco a ir aceptando el hecho de la pérdida. De hecho , si existe una remota posibilidad de que la pérdida no sea definitiva, deberás elegir entre seguir esperando y no recorrer el camino o decidir que es definitiva aunque los hechos permitan una tenue esperanza.
De todas maneras no te dañará haber recorrido el camino si lo que diste por perdido aparece, pero puede dañarte mucho seguir esperando lo que nunca sucederá. (Sabemos cuánto más difícil es aceptar la pérdida de un ser querido si nunca pudiste ver el cadáver o nunca se recuperó).
Es una gran tentación quedarse refugiado en la idea de que desde el cielo el otro está y me cuida. No tiene nada de malo la creencia religiosa de cada uno, al contrario, es un excelente aliado, pero cuidado con utilizarla para minimizar su desaparición física. Cuidado con llegar a creer que entonces no necesito hacer el duelo.
Continuará...

14.- Elaborar un duelo no es olvidar.
El proceso de duelo permite buscar para tu ser querido el lugar que merece entre los tesoros de tu corazón.
Es poder pensar en él, y no sentir ya ese latigazo de dolor.
Es recordarlo con ternura y sentir que el tiempo que compartiste con él o con ella fue un gran regalo.
Y esto es cierto para todas las pérdidas. La elaboración permite darle un sentido a todo lo que has vivido hasta aquí con lo ausente.
Es entender con el corazón en la mano que el amor no se acaba con la muerte.
15.- Aprendé a vivir de "nuevo"..Hacer el duelo significa también aprender a vivir sin algo, sin alguien, de otra forma.
Es aprender a tomar nuevas decisiones por vos mismo, aprender a desempeñar tareas que antes hacía otro, aprender nuevas formas de relación con la familia y los amigos, aprender a vivir con algo menos. A veces este aprendizaje no incluye a otros, el duelo es aprender a vivir sin esa capacidad que he perdido. La experiencia es muchas veces un maestro muy cruel.

16.- Centrate en la vida y en los vivos.
Llega un momento en que sabés que es necesario soltar el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades.
No hay nada malo en querer disfrutar, en querer ser feliz, en querer establecer nuevas relaciones... En el caso de la pérdida de una pareja, no hay motivo para avergonzarse si aparece de nuevo el deseo sexual. En realidad, el corazón herido cicatriza abriéndose a los demás. El duelo es establecer que lo muerto queda afuera pero mi vida continúa.
Una adolescente escribió a su madre después de perder a su padre: "Existen otras personas a las que amar, y eso no significa que quiero menos a mi papá".

17.- Definí tu postura frente a la muerte.
La idea de "qué significa morirse" es tan teórica que vivencialmente puede ser diferente para cada uno. Lo que
importa no es coincidir en una posición respecto a al muerte sino establecer que es una de las cosas que cada uno debe tener definidas. Hay muchos temas que pueden estar sin resolver, pero hay cuatro o cinco que es necesario tener "acomodados":

* la identidad sexual.
* la posición filosófica.
* la relación con los padres.
* el proyecto de vida.
* y la postura frente a la muerte.

¿Qué sucede después de la muerte?
¿Cómo lo van a saber si nadie lo sabe?
No importa cuál sea tu postura, les puedo asegurar que después de la muerte va a pasar lo que ustedes creen que va a pasar.
En el fondo lo mismo da..Si ustedes creen que se van a reencarnar, está bien; si creen que se van al cielo o al infierno, está bien; si ustedes creen que no hay nada más, está bien. Lo que sea que crean, está bien.
Pero tienen que tener una posición tomada.
Le preguntaron a Woody Allen, una vez, si él creía que había vida después de la muerte. Allen contestó que no sabía, que estaba muy ocupado tratando de saber si podía vivir un poco antes de morir.

18.- Volvé a tu fe.
Algunas cosas simplemente no son para ser manejadas por uno solo. Incluso toda la ayuda que podés tener puede no proporcionar la comodidad que realmente se necesita para sostener lo que sucedió.
Muchas personas encuentran que llevar estos problemas a Dios es una manera tranquilizadora de aligerar la carga que hace que el corazón les pese.
Después del primer momento donde la furia tiene a Dios como a uno de sus destinatarios favoritos, es útil regresar a la iglesia, al templo, a la charla con el sacerdote o pastor.
Es el momento de aprender a no pedir que las cosas se resuelvan de la manera que quisiéramos que resultaran, sino pedir en su lugar que Dios nos ayude a aceptar los cambios y nos ayude a ver las opciones.

19.- Buscá las puertas abiertas.
Estamos a veces tan cegados por nuestra propia cólera, dolor o desgano que no vemos las "nuevas puertas" que se abren.
Todos hemos oído la frase "Cuando una puerta se cierra, otra se nos abre". Creo que es verdad; pero sucede que a veces no estamos dispuestos a dar vuelta al picaporte.
Es fácil pensar ""¿Qué de bueno podría venir de esta pérdida?" y sin embargo cada día oímos historia de gente que ha superado batallas físicas, mentales y emocionales para alcanzar contra todas las probabilidades objetivos impensados. Leé sobre algunos "milagros médicos" y vas a tener una buena idea de lo que hablo. Leé la vida de Helen Keller y no vas a tener ninguna duda.
20.-Cuando tengas una buena parte del camino ya recorrida hablales a otros sobre tu experiencia.



No minimices la pérdida, ni menosprecies tu camino. Contar lo que aprendiste en tu experiencia es la mejor ayuda para sanar a otros haciéndoles más fácil su propio recorrido, e increíblemente facilita tu propio rumbo.

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