Noveno síntoma: Negación de su realidad no alcohólica con persistencia de los mecanismos de racionalización y proyección.
El síndrome del avestruz: no veo, no oigo, no hablo.
De nada sirve la aceptación del alcoholismo si se sigue negando la realidad no alcohólica: esas zonas erróneas que giran alrededor de la adicción y que en parte, fueron su causante. Conformarse con dejar de beber y no querer enfrentarse a la realidad de las áreas neuróticas que están provocando la ingobernabilidad emocional, es una pseudorecuperación que sólo lleva a la mediocridad existencial.Existe una versión popular sobre las avestruces: Cuando se ve amenazada, esconde la cabeza bajo la tierra para forjarse la ilusión de que el peligro no existe y esto queda como anillo al dedo a muchos alcohólicos que ya no beben, que están en aparente recuperación, pero que no quieren saber nada acerca de su realidad no alcohólica, esas zonas erróneas que giran al rededor de su adicción a las cuales no quieren enfrentarse, por que sienten miedo de enfrentar esa amenaza para su autoimagen, escondiendo su cabeza en el agujero representado por los tres mecanismos de defensa psicológicos favoritos del alcohólico que son la negación, la racionalización y la proyección.
Los alcohólicos son maestros de la excusa y campeones del pretexto. Cuando bebían inventaban mil y un pretextos para justificar el por que se emborrachaban. Ahora que ya no beben y que presuntamente se están recuperando siguen fabricando pretextos para justificar su conducta ingobernable. Y es que los pretextos constituyen una de las tres formas principales con las que el alcohólico niega su realidad no alcohólica. Estos pretextos, que muchas veces termina creyéndolos el propio sujeto, constituyen lo que en psicología se conoce como racionalización. Esto quiere decir que el individuo construye una explicación falsa que pretende justificar una conducta inadecuada, como una forma de no ver esa realidad neurótica.
Cuando un padre golpea a su hijo con ira y desesperación, después quiere justificarse diciendo: "Me duele hacerlo, pero es por su bien". La realidad que ese sujeto no quiere aceptar es: "Soy un individuo impulsivo que no sabe controlar su ira y esto me convierte en un padre golpeador".
En el artículo también se explican ampliamente los otros mecanismos empleados para negar la realidad, los cuales son la negación y la proyección.
por el Doctor José Antonio Elizondo López
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