jueves, 4 de octubre de 2018

Llegamos A Creer (Cap. 6 - Parte 2)

LA SEMILLA DE DIOS
Nadie pudo haber sido más feliz que yo, durante mis primeros días dentro de A.A. Antes de llegar, mis miedos se habían vuelto pesadillas. Si me dormía, era con un sueño torturador, agotador, y me despertaba con mis propios gritos. A menudo, no podía dormir.
Así es que, cuando una vez más me pude despertar por las mañanas con los ojos brillantes, me sentí como un jovencito. Ahora podía reír otra vez, y alcancé el punto de gozar esto más que con el alcohol. Cada día de sobriedad era un testimonio de mi deseo por llegar a convertirme en un ser humano.

A.A. me parecía muy bien para mí, excepto el aspecto espiritual del programa. Ya hacía tenido más que suficiente de forzoso entrenamiento religioso. Me sentía receloso acerca de las discusiones sobre esta materia. Parte de una cita de la Biblia, "el castigo enviado por la iniquidad de los padres se extenderá sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación", me hacía sentirme acorralado por el miedo a la ira de Dios.

Pero mi crecimiento espiritual se fortaleció con las experiencias de otros. Me fue explicado que yo podía libremente escoger un Dios de mi comprensión. Al principio pensé que estaba cometiendo un pecado al tratar de cambiar a Dios, pero me di cuenta de que Dios es eterno, y los únicos cambios que tenía que hacer eran dentro de mi mente enferma. Aprendí que si se leía la cita de la Biblia en su totalidad, Dios prometía "tener misericordia con aquellos que aman y guardan sus mandamientos".
Era mía la decisión de pertenecer, ya fuera a los condenados o al grupo de los que disfrutaban de misericordia y compasión. Por esa época yo no llenaba los requisitos para recuperarme. En lugar de la aceptación de una derrota total, establecí para mí una serie de reglas obligatorias. Fracasé, por no pedirle a Dios ayuda y guía y por tratar de seguir en su lugar esas reglas auto-impuestas. Pero cuando fracasé, le pedía perdón a Dios, y le prometí tratar de hacerlo mejor. Mi padrino dentro de A.A., me sugirió que, para conseguir ayuda de nuestro Poder Superior, nosotros mismos tenemos que pedírselo, con humildad y honradez. Ninguna otra persona, por buena y sabia que sea, puede implantar dentro de nosotros la semilla de Dios. Únicamente Dios puede hacerlo. Mi problema era encontrar este retoño entre las malas yerbas de mi mente. ¿No es verdad que en cada uno de nosotros hay algo bueno?

Para mí, las creaciones de Dios son trabajos perfectos. Inclusive yo soy un milagro, desarrollado a partir de una pequeñísima semilla, que contenían dentro de ella todas mis futuras características propias, y aún aquellas de mis generaciones siguientes. Un científico es un trabajador corriente comparado con el Poder Superior. La ciencia basa sus conocimientos en hipótesis comparado con la sabiduría de Dios, el hombre sólo ha tocado remotamente la verdad.

Sin embargo, puedo creer en las teorías científicas de que toda la actividad es movimiento electrónico, y así es muy fácil imaginarse que estamos gobernados por una fuerza electrónica aún mayor. Dios está vivo, y el universo gira alrededor de El, así como los electrones lo hacen alrededor del corazón de un átomo. No puedo comprender qué hay dentro de un diminuto electrón, no más de lo que puedo visualizar de lo que hay más allá del espacio exterior. No sé ni cómo nace una célula, ni a dónde voy a ir en la eternidad. Los científicos han dicho que las células del cuerpo se renuevan cada ocho años. Si esto es verdad, entonces mi cuerpo y yo no somos entidades independientes, ya que he sobrevivido la metamorfosis total de mi cuerpo, una y otra vez.

El mundo también está cambiando constantemente; pero yo ya no le tengo miedo a estos cambios. Quiero ser parte de él y de sus nuevos desarrollos. Me enseñaron, y hoy lo creo plenamente, que la fe puede mover montañas. en una época me encontré en muchos callejones sin salida; pero hoy, mientras tenga fe, mi ruta está limpia de obstáculos.

Todo esto ha sido para mí un lento progreso. Como muchos, no siempre me rindo por completo; permito a las penas y preocupaciones del día distorsionar mi pensamiento. Pero tan pronto como logro regresar al camino correcto, me doy cuenta que tengo todo lo que necesito.

Cualesquiera que sean los problemas que confronte, grandes o chicos, pueden ser resueltos sabiamente. O pueden ser resueltos a mi manera. La opción es mía. Si quiero saber la voluntad de Dios, debo haber una pausa y preguntar, "¿Qué quiere Dios que yo haga?" ¿Por qué, entonces, es tan difícil para mí hacer una pausa, meditar y permitir que Dios me guíe? La razón que lo impide es mi orgullo. Yo sé - aunque a veces me olvido - que por mí mismo capacidad no vale nada. Yo no puedo, ni ahora ni nunca, crear el más mínimo electrón.

Cuando mis días estaban llenos de miedos y yo trataba desesperadamente de detenerlos, descubrí que podía trabajar con el Paso Tres y pisar terreno firme. Desde entonces he recurrido a este Paso incontables veces. En la actualidad siento una sensación física de libertad cuando me rindo a las demandas de la vida. "Dejar todo y seguirte" significa para mí la aceptación total, aún de aquello que no deseo para mí mismo como la desgracia, la pobreza, la enfermedad, e inclusive la muerte. Rendí totalmente mi vida y mi pensamiento a mi Poder Superior. Después de todo, cuando un día el mundo llegue a su fin, lo hará sin mi permiso.
Helsinki, Finlandia.

HACIA EL PASO CUATRO
Desde temprana edad, la borrachera no fue extraña. Recuerdo arrastrándome, de un padre borrachín a una madre igual, por un trago de cerveza. Al pasar los años, la compulsión por esa bebida me impulsó a tener más. Demasiado joven para tener un buen trabajo, me volví ladrón. Era un ladrón hábil, según creía, pero la ley pronto desinfló ese globo.

En mi segundo ingreso a la cárcel, asistí a mi primera reunión de A.A. con fuertes recomendaciones de las autoridades. Todos los miembros me felicitaron y me hablaron de cómo los Doce Pasos los habían ayudado a ellos y ahora me ayudarían a mí. Por alguna misteriosa razón, la conversación se volvió hacia Dios, la religión, y un identificable "Poder Superior". ¡Oh no! Yo no quería tener nada que ver con algo que ni remotamente estuviera relacionado con la religión. "Además", dije, "yo no soy un alcohólico". Apenas acabo de cumplir los diez y nueve años.

Aunque continué asistiendo a las reuniones, no podía aceptar el aspecto religioso. Después de salir de la cárcel, el alcohol continuó deslizándose por mi garganta, hasta que una mañana desperté en el más extraño de los lugares: ¡mi casa! Eso lo logro. esa misma noche mi madre y yo asistimos a una reunión de A.A.
La sobriedad fue una novedad, y la disfruté durante catorce años. El humilde negocio que empecé, creció y prosperó. Me volví una parte de la raza humana. ¡Era grandioso!

Entonces se comenzó a amontonar una presión en los negocios, y repentinamente no pude encarar esos problemas sencillos, haciendo en ese momento su reaparición mi viejo enemigo. No pude resistir a ese traguito, a la salud de los viejos tiempos. Las utilidades en los negocios se fueron a pique; el alcohol ganó la partida; una vez más, me encontré en los tribunales.
Estaba horrorizado cuando el juez dijo, "Está usted acusado del robo de sesenta y cuatro botellas de whiskey. No tengo otra alternativa que sentenciarlo a una cárcel Federal".
"¡No puede usted mandarme a una cárcel!" bramé, "¡No dispongo de tiempo!".

Los espectadores dijeron en voz alta hasta que sonó el mazo. Dejé caer la cabeza al darme cuenta de que se estaba riendo de mí. No recuerdo cuánto tiempo pasó desde ese vergonzoso día hasta que recordé los Doce Pasos he hice dentro de mí el trabajo del Paso Cuatro. Me hice preguntas a mí mismo y las contesté honradamente. Hecho esto, me uní al Grupo de A.A. de la prisión.

Para mí, ese inventario es: un Poder Superior, Dios y fuerza de voluntad, todo combinado en una sola cosa. El Paso Cuatro era todo lo que yo necesitaba. Esta vez, no hubo ninguna mención de la religión, para mi gran alivio. Hablamos sobre la fuerza, el poder u objeto que cualquier cosa aliada en alguna forma con la religión es vista con malos ojos por nosotros, para decirlo de alguna manera. Sin embargo, he visto a muchos miembros de este Grupo salir y nunca regresar a la borrachera o a la cárcel".

¿Agnóstico, es lo que dice usted? Ciertamente, pero eso también ha sido un ventaja para mí. Mi búsqueda de un Dios al que no podía encontrar me llevó al Paso Cuatro. Me siento confiado; este Paso me ayudará a permanecer sobrio.
Waupun, Wisconsin.

REGRESO A LOS PRINCIPIOS
A.A. estaba pidiéndome a mí, de entre todas las gentes, que creyera en Dios. No sólo eso, sino que estaba pidiéndome que creyera en forma total, que estuviera listo a poner mi vida y mi voluntad bajo su cuidado, tal como yo lo comprendiera a El.

Yo no lo comprendí. Yo no sabía nada acerca de El. En una u otra forma, había sido un Católico, un Bautista, un Presbiteriano, un Episcopal, un Luterano y un Ciencia-cristiano, y también había estado expuesto hasta cierto grado a las creencias de los Mormones, Menonitas y Cuáqueros. Cuando estaba en la Preparatoria, me especialicé en historia antigua y me interesé mucho en los místicos, también aprendí algo acerca del Islamismo, Budismo, la mitología de los Vikingos, de los Romanos y de los antiguos Griegos, y de las religiones originales, primitivas, paganas. Pero aún no podía creer.
Intenté leer la Biblia, pero me atasqué tan desesperadamente con la terminología, que eso fue patético. Así es que me volví a los pequeños libros escritos por los estudiantes de la Biblia. "Quizás estoy aprendiendo algo", pensé, "o quizás sólo me estoy confundiendo más. Pero tengo que continuar con esto, porque al menos, me estoy conservando sobrio".

Aún iba a las reuniones de A.A. y hablaba con los miembros más antiguos, que habían estado sobrios por mucho tiempo. Muchos de ellos tenían una sonrisa en sus ojos mientras hablábamos. También habían pasado por esto. Uno de ellos me sugirió regresar a la Biblia, en especial al Sermón de la Montaña, la condensación del Mensaje de Jesús. Después de que lo discutimos, yo fui capaz de sacar de esta lectura tres cosas que me ayudaron. Que podía relacionar con mi vida dentro de A.A.
Ama a tu prójimo. ¿En qué otro lugar más que dentro de A.A. podía yo encontrar medio millón de gentes dedicadas a amar, y amándose verdaderamente unos a otros?. El amor de un alcohólico a su prójimo es algo que nunca antes se había visto en la historia del mundo.

Haz por los demás lo que tú quisieras que ellos hicieran por ti. Dentro de A.A. hacemos por los demás lo que ya se ha hecho por nosotros. Ayudamos a los demás tal como hemos sido ayudados.
En la manera en que pienses, así serás. Comencé a creer que cada acto que efectuamos en nuestra vida, es sencillamente la manifestación de un pensamiento interior. Si hubiera un vaso de whikey delante de mí, mi mano no podría alcanzarlo y cogerlo. Mi mano y mi brazo no son capaces de una acción independiente. La única cosa que podría hacer que mi mano alcanzara y cogiera el vaso, y lo llevara a mis labios sería un pensamiento en mi cabeza: "Mano, alcanza y coge el vaso".
Mientras tanto estaba logrando algún progreso, aún no tenía un concepto de Dios. Así es que me regresé al Gran Libro, como lo habría hecho tantas veces antes con otros problemas. La respuesta que estaba buscando la encontré en el Capítulo uno, en las palabras de Ebby a Bill: "¿Por qué no escoges tu propio concepto de Dios?".

He intentado todo lo demás", pensé, "y ya no tengo a dónde dirigirme. Quizá valga la pena". Me fui a mi escritorio, tomé un bloc y un lápiz y me pregunté, "Si pudiera escoger la clase de Dios en el que pudieras creer, ¿cómo sería éste?". Conservaba en mi mente los hechos de que yo era un alcohólico y de que toda mi vida había sido un perfeccionista. El mundo nunca había sido lo suficientemente perfecto para mí. Todas las cosas en las que siempre había creído, todo ideal que había perseguido, habían resultado tener pies de arcilla. Aquí estaba mi oportunidad. Por primera vez en mi vida, podía crear algo perfecto. ¡Muy bien!.

Escribí en la página, "Dios es la perfección que he estado buscando toda mi vida. Es demasiado perfecto para tener características y faltas humanas". Ese fue el comienzo.
Entonces escribí, "Dios es la perfección. Es el amor perfecto, la verdad perfecta, la bondad perfecta, la comprensión perfecta, tolerancia, misericordia, perdón. Dios es tan perfecto que no importa qué tan malos, qué tan sucios podamos ser. El nos perdonará si se lo pedimos, y nos dará la fuerza para sobreponernos a nuestros defectos".

Me recliné en el asiento y me dije, "¡Eres un genio! Aquí has creado algo realmente nuevo". Y entonces me di cuenta de que no era tal genio; sencillamente, un tonto. Este era el Dios del cual Jesús había estado hablando hace dos mil años, cuando estando de pie en la cumbre de la montaña, dijo que El tenía un Padre en los cielos que amaba a todos los seres humanos. Entonces pensé, "¿Cuál será particularmente la idea que reunirá entre sí todo esto para darle forma dentro de mi mente?". Tenía una extraña sensación de que me estaba acercando.

Una vez, al gran jurista Oliver Wendell Homes le preguntaron cuál era su religión. Contestó que su concepto total de Dios podía ser encontrado en las dos primeras palabras de la Oración del Padrenuestro.

Así es que conseguí una copia del Padrenuestro y la miré. La segunda palabra era "Nuestro". No decía "tuyo", "mío", "de ella" o "de él". Decía "Padre Nuestro . . ." Es el Padre de todos nosotros. El creó a todos y cada uno de nosotros.
Resultaba que yo también era un padre, uno de los peores del mundo, pero no importaba qué tan enfermo o qué tan mal me hubiera encontrado en mis días de mi bebida, ninguna vez deseé ningún daño para mis propios hijos. ¡Nada sino lo mejor para ellos! Y tengo que creer que esto es lo que nuestro Padre desea para nosotros. El nos creó y El se preocupa de lo que nos sucede. El no me creó para que me muriera borracho en un callejón.

Nosotros no somos únicamente una especie de animal superior que tiene un cerebro un poco mejor desarrollado y cuyo pulgar puede encontrarse de frente al dedo índice para asir un arma o encender un fuego, y así hacernos superiores. Somos una especie totalmente diferente. Somos criaturas diferentes por razón de la ley universal de que "iguales procrean iguales"; un rosal no puede producir un lirio, y una vaca no pueda dar a luz un potrillo. Si Dios es un ser espiritual, entonces nosotros somos seres espirituales.
Warren, Pennsylvania.

ESTE TOQUE ESPIRITUAL
Después de nueve meses dentro de Alcohólicos Anónimos y algunas recaídas, tuve una terrible pelea con el resentimiento, la auto-lástima y dos botellas. A la mañana siguiente - una bonita y fresca mañana de primavera - llegó un despertar alcohólico: "¡Nunca volveré a hacer esto!" Estaba libra, lista par aprender todo lo que es A.A. La maravillosa manera de vivir, tan sencilla en su estructura, tan profunda en la práctica. Nunca podemos dejar que un recién llegado sepa antes de estar preparado, cómo Dios mueve los resortes de su magnífica trampa y nos enseña que el amor significa correspondencia.

Cuatro años después, las vicisitudes llegaron casi a un tiempo a nuestra familia - un desengaño, una enfermedad larga y tres muertes. Durante esa época triste, unos amigos nos prestaron a mi esposo y a mí su apartamento en una playa del sur. Fue en ésta tranquila pausa cuando ocurrió dentro de mi vida un "momento eléctrico", una nueva disposición. Un don de Dios. Las alas del espíritu se desplegaron, y desde entonces he estado aprendiendo a usar esas alas.

He aprendido que a otros les crecen éstas alas más lentamente, sin un "momento eléctrico", y que esas sus alas son también fuertes y bellas. He aprendido también que a otros les ha sido otorgada ésta experiencia y luego han arrojado sus alas lejos de sí, porque equivocadamente pensaron que el Absoluto los sostendría automáticamente. Lloro por ellos, porque no dedujeron que la mitad de la belleza de un don radica en la manera en que es recibido. Ellos no respondieron.

Alguna vez quizás de una manera más moderada, casi todos han experimentado éste toque espiritual de Dios. La sensación pasajera de visión interior, de amor, de alegría y de "El mundo está bien". Una vez pensé que sólo pasadas de moda las circunstancias hacían posible éstos momentos. Ahora creo que en realidad, son presagios de lo que uno puede tener si desea usar el tiempo y hacer el esfuerzo. Paz, amor y alegría pueden ser vistos por medio del pensamiento tranquilo y la oración honesta. La plenitud, la nueva disposición que es conseguida, afección honesta. La plenitud, la nueva disposición que es conseguida, afecta las relaciones de uno con Dios y el hombre, en un grado mayor del que parecería posible en la vida corriente. El clamor del ya se reduce; la comprensión se aumenta. Los sentimientos se convierten en algo qué explorar, más bien en algo qué suprimir. Estos momentos no son metas en sí mismos, pero fortalecen los eslabones en una cadena de hechos. Se abre una profundidad interior. Paz, descanso, profundidad gloriosa. Hay una unión de las fuerzas internas con las externas. LA fuerza Superior que nosotros mismos nos pone en sintonía con el mundo. Por supuesto que hay momentos en que el instrumento no tiene en su lugar la llave, y entonces tenemos un insaciable deseo de encontrarla otra vez.

Sin duda, ésta manera de vivir es diferente para cada persona porque cada uno se convierte en su verdadero yo en relación a otros, al igual que consigo mismo. Todo se llena de objetivo, ya sea pequeño o grande, feo o bonito. En la vida del espíritu, no existe pequeñez, no hay fealdad. Paradójicamente, la vida interior aumenta la importancia de las demás personas y de lo que a uno lo rodea. Los cinco sentidos están todos más abiertos. La sensación es de perfección.

Algunas veces, estoy en paz con el mundo durante varios días. Luego se va ésta serenidad, pero la comprensión continúa. Mis defectos no han desaparecido: la ira, la auto-lástima, la ansiedad, la envidia, el egoísmo, los resentimientos. Pero han disminuido, porque ahora sé que cuando no ejerzo control sobre éstos defectos, la armonía de la perfección se desvanece.

Mi sabiduría en particular no ha mejorado, pero tengo más alegría con lo que poseo, por medio de sumergirme en todos los momentos de lo que haga. Mis relaciones con otros son más auténticas especialmente en los encuentros de persona a persona.

Hay una maravillosa sensación de sincronización durante éstos días de perfección. No se necesita un reloj; cada acto ensambla con el siguiente. Ningún momento parece más importante que otro; cada momento es pleno. Esto, quizás, es la verdadera oración. Yo no tengo nada que ver con la alegría que me llega; es como si hablara en otro idioma. Cómo sucede esto, es un misterio, pero es notable ver las reacciones de sorpresa de otros y saber que sus vidas también pueden ser cambiadas en un momento.
Yo creo que ésta perfección le puede llegar a cualquiera que emplee su tiempo para hacer el esfuerzo, por medio de pensar con tranquilidad, orar honradamente, frecuentar lecturas escogidas y ejercicios. Estos son los ingredientes. Es una aventura tan valiosa que en comparación a ella todo lo demás se desvanece, aunque hace que todo lo demás valga también la pena.
Richmond, Virginia.

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