Una de las responsabilidades que asumimos, cuando decidimos seguir a Jesús, es anunciarlo a todas las personas con las que nos relacionemos. Se vuelve una tarea para todos los cristianos el hecho de predicar con poder la palabra de Jesús.
El problema es creer que eso hay que dejárselo a unos pocos, que solo aquellos que saben hablar bien en público pueden hacerlo en un espacio para iglesias grupos de oración y formación; no, esto es, realmente, una tarea de todo cristiano.
Tenemos que hablar de Jesús, tenemos que ser capaces de contarles a los demás lo que Él ha hecho en nuestra vida y lo que puede hacer también en sus vidas. La invitación, al finalizar el evangelio de Marcos, es precisamente esa: “vayan al mundo entero y proclamen el evangelio” (Mc. 16, 15).
Pero resulta que muchos creen que se trata, entonces, de ir de país en país o de casa en casa; ¡no! Hay que entender que los discípulos de Jesús llevan su mensaje a todos los lugares a los que van, y así cumplen esta misión.
Tenemos que hablar del Resucitado en nuestras familias, en nuestros trabajos, lugares de estudio, en el supermercado, en todo lugar al que vayamos.
No podemos limitar el mensaje de Jesús solo al templo, no podemos pensar que fuera de este no tiene sentido anunciarlo. Ahora, no se trata de fastidiar a los demás con peroratas, cantaletas o importunando en todo momento, pues esto solo aburre y tiene un efecto contrario a lo que acabo de explicar: aleja a la gente.
Habla con palabras, pero también habla con tu vida, porque el Señor ha hecho cosas grandes en ti. Sé testimonio. Te invito a que seas capaz de asumir esta misión, que puedas darles a las personas que te rodean el testimonio de lo que el Maestro ha hecho en tu vida.
TAREA DEL DÍA:
Habla de Jesús.
POR ALBERTO LINERO
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