sábado, 26 de enero de 2019

El Pequeño Libro Rojo De AA (Parte 3)

SEGUNDO PASO

Llegamos al convencimiento de que solo un Poder Superior a nosotros mismos podría devolvernos el buen juicio
(Antes de empezar a estudiar el Segundo Paso, véase el Capítulo 3 del Libro Grande).

El Segundo Paso trata la enfermedad mental. Porque, por más inteligentes que hubiéramos podido ser en otros sentidos, donde quiera ha estado implicado el alcohol en nuestra vidas. Hemos sido extraordinariamente dementes. Esto es un lenguaje fuerte pero. ¿No es Cierto?
(Véase la Glosa de los Doce Pasos)

Ningún verdadero alcohólico se comporta cuerdamente mientras esta bebido. El envenenamiento de alcohol, crónico, da por resultado una manera de beber compulsiva y un comportamiento demente.

La fuerza de voluntad no es un factor de la recuperación mientras no se quita la compulsión. Dado que las reservas mentales hacen fracasar cualquier esfuerzo sincero para dejar de beber, encontramos que es necesario reconocer nuestra inestabilidad menta. Evitar la verdad solo da por resultado una manera de pensar deformada y una oposición a la ayuda de un Poder Superior a nosotros mismos.

Aquellos de nosotros que hemos tenido un sincero deseo de recuperarnos de la enfermedad mental que el alcoholismo nos ha impuesto, hemos usado con buen éxito este Poder. Nuestras personalidades
enfermas encuentran una fuente segura de fortaleza y alivio en un Dios, tal como lo concebimos. Dios renueva nuestras mentes y pone en orden nuestra manera de pensar.

El Segundo Paso nos descubre una perspectiva de nueva esperanza cuando nos basamos en buena voluntad y fe. ¿Cómo le llamamos a este Poder? Depende de nuestra preferencia. Llámele como le parezca. Ponerle nombre no tiene importancia. Lo importante es creer en EL; que nos sirva en el restablecimiento de nuestra salud mental y de nuestra aptitud para vivir sin alcohol.

La FE en un Poder Superior es una ley básica de la recuperación. Siempre se evidencia en la vida de los miembros que han tenido éxito. Lo que ellos han hecho, nosotros también podemos hacerlo. Con la práctica de los Doce Pasos ganaremos un contacto consciente con este Poder Superior a nosotros mismos, suficiente para vivir cuerdamente en una sobriedad satisfactoria.

Los impedimentos mentales o reservas se levantan de entre nosotros. Nuestra falta de auto-critica hacer fracasar cualquier evaluación honrada de nuestro alcoholismo. El empleo del término “buen juicio” ofende nuestro falso orgullo. Admitimos nuestra enfermedad pero nos rebelamos contra la cuestión del buen juicio. Esta aceptación parcial es un peligro para nuestra sobriedad. Como mas nos beneficiamos es aceptando sin reserva alguna el Segundo Paso.

El principiante evitara confusiones en la interpretación de este Paso si lo aborda deseando sinceramente el significado aceptado por A.A. Tenga usted presente que está haciendo del Programa de A.A. su manera de vivir porque ello es esencial para que se recupere del alcoholismo.

De esto depende su bienestar mental y físico, su felicidad, su vida misma y la seguridad de su hogar. Muy bien puede ser que esté en desacuerdo con cualquiera de sus partes. Así es que decídase a ser receptivo y aceptar los Doce Pasos en su totalidad. Algunos miembros han llegado con el tiempo al verdadero significado del Segundo Paso poniéndolo en estas palabras: “llegamos al convencimiento de que un Poder Superior a nosotros mismo podía hacer que nuestro proceder volviese a ser cuerdo”.

La verdad del asunto es que la mayoría de nuestros miembros solamente han actuado al nivel de la demencia durante los periodos de embriaguez. Esta es una práctica común entre todos los bebedores que se emborrachan pero para el alcohólico que acorta los intervalos entres sus periodos de embriaguez y finalmente los une en una prolongada borrachera, se vuelve una grave cuestión. El comportamiento demente debido a una noche de estar bebiendo, generalmente es disculpado, pero cuando se prolonga semanas y meses que convierten en años, se vuelve una actitud permanente condicionada por el cerebro.

No podemos pasar por alto el efecto dañino del uso prolongado del alcohol en el cerebro ni que produce en este una condición malsana que resulta en hacer caso omiso, completamente, del pensamiento juicioso o del proceder normal. El alcohólico no puede controlar sus impulsos; le falta coordinación mental. El uso continuo del alcohol daña el cerebro y en algunos casos produce demencia.

Parece que existen señales de lesiones en todos los alcohólicos que van en proporción a su resistencia física, al envenenamiento del alcohol y a la duración del tiempo que han bebido anormalmente. El alcohólico que quiere aferrarse a la ilusión de que aplica su buen juicio a su manera de beber queda invitado a comprobar su caso de acuerdo con la definición aceptada de demencia.

Una definición sencilla de la demencia es la que es un desarreglo del comportamiento que ocurre cuando los impulsos del organismo ya no encuentra el cerebro un centro coordinador para el acondicionamiento del comportamiento cuando se presenta esta condición, el comportamiento del individuo es impredecible. Legalmente está loco. El comportamiento del bebedor descontrolado es igualmente imprevisto. Los amigos y parientes se alarman a medida que el alcoholismo vicia su capacidad de razonar, embota su talento, limita su instinto de propia conservación, haciéndolo irresponsable y un peligro para la sociedad.

¿Cómo puede explicar el alcohólico ese impuso insano que lo incita a tomar esa primera
compa que lo empuja otra borrachera? ¿Es ese un acto cuerdo? ¿Está obsesionado? ¿Se trata de un anhelo vehemente promovido por una manera irracional de pensar? ¿Implica pensamiento? ¿Implica el buen juicio en un alcohólico su capacidad para aceptar o rechazar es primera copa?

A nosotros nos parece que sí, porque creemos que no puede ayudarse a sí mismo. Creemos y sabemos por experiencia que un Poder Superior a el mismo puede quitarle la obsesión de beber, enderezar, su manera de pensar y restaurarlo a una manera cuerda de pensar y de proceder.

Los que desaprueban el empleo de la expresión “sano juicio” en el Segundo Paso, son generalmente alcohólicos que han lo suficientemente afortunados para escapar de los aspectos más graves del alcoholismo. Arguyen que fueron perfectamente normales entre una y otra borrachera.
(Véase el Capítulo 3 del Libro “Alcohólicos Anónimos”)

El alcohólico que no se dañe seriamente durante su carrera de bebedor debe encontrar alivio en ese hecho. Sin embargo debe adoptar un punto de vista amplio sobre la insania del alcoholismo, ya que la mayoría de nosotros ciertamente estuvimos enajenados mentalmente durante periodos más o menos largos.

También debemos recordar que en el desarrollo progresivo del alcoholismo se deteriora lentamente la facultad de razonar. Esto fomenta el engaño acerca de nuestra salud y aptitud mental reales y engendra un sentimiento superior de falta seguridad.

En los siguientes síntomas de peligro que se observan comúnmente en alcohólicos se encuentra la prueba que sostiene este hecho:

1. Tomar esa primera copa con la idea de que “Esta vez controlare las copas”.

2. El uso continuo del alcohol y la dependencia d este para la energía física y mental necesarias para afrontar nuestras diarias responsabilidades.

3. La necesidad de la copa a la “mañana siguiente…”

4. Nuestra incapacidad para la auto-critica sobre la cordura de nuestro proceder a través de largos años de beber. Nuestra renuncia a considerar el daño que hemos hecho a otros y nosotros mismos.

5. La fe que teníamos en pretextos infantiles para beber como lo hacíamos y las estúpidas coartadas que creíamos nos hacían salirnos con la nuestra.

6. El temerario desenfado que desplegábamos manejando automóvil estando borrachos alegando que conducíamos automóvil estando borrachos alegando que conducíamos mejor estado alcoholizados que estando sobrios y nuestro resentimiento contra los que diferían con nuestra opinión.

7. La critica condición física a que llegamos y el sufrimiento continuo que soportamos debido a nuestra manera de beber sin control.

8. Los riesgos económicos a que se expone uno; la vergüenza, tristeza y frecuente miseria que infligimos a nuestras familias.

9. Los resentimientos que obstruían nuestras mentes; la perdida de nuestra responsabilidad; emborracharnos para mortificar o lastimar a otros; la errónea suposición de que podíamos “beber o dejar de beber”: nuestra manera de despilfarrar dinero sin ton ni son.

10. Las “Lagunas Mentales”.

11. Proyectos o intentos de suicidio.

Estos son unos cuantos síntomas, comunes a los alcohólicos que indican la existencia de
enfermedad mental. Justificando nuestra deducción de que el alcohol, en dosis grandes o pequeñas se ha vuelto un veneno que induce a una manera de proceder anormal y que restringe nuestra coordinación mental.

No tiene objeto engañarnos a nosotros mismo respecto al destino del alcohólico si sigue haciendo uso del alcohol. Solo tiene dos salidas; una es la demencia y la otra, la muerte, por alcoholismo. El propósito del Programa de A.A. como “Modo de Vivir”, es evitar llegar a esas alternativas arrestando la enfermedad del alcoholismo.

Como alcohólicos, no podemos deshacer lo que hemos hecho en el pasado: podemos, sin embargo, utilizar nuestro conocimiento de que hemos escapado de la demencia y de una muerte por alcoholismo, como incentivos para acércanos a Dios para pedirle que nos ayude a evitar la bebida.

Ahora tenemos la prerrogativa de contar con la ayuda de un Poder Superior a Nosotros
Mismos para frenar nuestro alcoholismo. Los antecedentes alcohólicos de nuestra vidapasada no constituyen una base sobre la cual será juzgado nuestro futuro. Ante nosotros tenemos una página en blanco; estamos invitados a anotar en ella nuestro propio futuro.

La sobriedad, la cordura, la confianza y la tranquilidad mental están a nuestro alcance. El futuro con el programa de A.A. como “Nuestro Nuevo Modo de Vivir” nos deparara una vida cuerda, útil y feliz. Hemos aprendido nuestra lección; es decir, que el alcohol es un veneno para nosotros que nos  enferma mentalmente y que hace que nuestro proceder sea de dementes.

Sabiendo esto, es indudable que nunca podremos pretender estar en nuestro sano juicio
si volvemos a tomar esa primera copa.

EMBRIAGUEZ MENTAL:- A pesar de saber todo esto algunos de los nuestros siguen voluntariamente en su egocentrismo. Pasamos por alto nuestra enfermedad mental. Una manera de pensar como la del alcohólico desplaza a la humildad y regresando la borrachera física como resultado de la falta de desarrollo espiritual y comprensión.

Revisando las razones de nuestro fracaso descubrimos que durante cierto tiempo estuvimos fomentando en nosotros mismos el resentimiento y la auto-conmiseración, un agotamiento físico o mental, y la creencia de que nuestra fe en un Poder Superior a nosotros mismos era inadecuada.

Nunca debemos olvidar que nuestras borracheras físicas siempre son precedidas por otras que son mentales y que terminan en “Lagunas Espirituales”. Nos dejan ciegos e imposibilitados, aislándonos de ese “Poder Superior” del cual dependen nuestro juicio y nuestra sobriedad. Podemos descubrirlas si observamos las señales de peligro que son tan manifiestas durante el periodo de formación de la embriaguez mental.

RESUMEN:- La enfermedad mental resulta comprensible cuando admitimos primero nuestra enfermedad física. Un cuerpo enfermo no puede alojar una mente sana. Como alcohólicos, no podemos pensar ni obrar cuerdamente cuando estamos bebiendo o cuando empezamos a recobrar la sobriedad. Cuando se quita envenenamiento alcohólico, vuelve el libre albedrio. Sin embargo, no se puede confiar en este y por lo tanto acudimos a Dios para que nos ayude. Estos son los principios fundamentales para la recuperación que contiene el Segundo Paso.

SINTOMAS DE ENFERMEDAD MENTAL:- Beber continuamente, Lagunas Mentales, Embriaguez mental, Eludir la autocritica, Inestabilidad emocional, Una manera torcida de pensar, Resentimiento profundos, Accesos de Cólera, Planes o intentos de suicidio, Ideas erróneas, Delirium Tremens.

TRATAMIENTO:- Un avaluó honrado de nuestra personalidad enferma y la insuficiencia de la voluntad humana para remediarla. Estar consciente de la necesidad de un tratamiento. Buena voluntad de recuperarnos de nuestra enfermedad. Creer en un Poder Superior a nosotros mismos puede devolvernos el buen juicio y obrar con este. Depende de un Poder Superior para recuperarnos de nuestra enfermedad mental.

RECUPERACION:- Adquirir fortaleza espiritual, comprensión, humildad, estabilidad emocional, tranquilidad mental y una sobriedad satisfactoria

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