jueves, 24 de enero de 2019

Llegamos a Creer (Cap 10 - Parte 2)

LA SOLEDAD DE ESTAR SOLO A SENTIRSE SOLO

"¡Estoy solo! ¡Estoy solo!" es el grito de todo alcohólico que está bebiendo sobre la faz de la tierra en un solitario cuarto, - en un bar repleto de gente, en el centro de una reunión familiar, en una calle en medio de una multitud. Entonces, en contradicción, la gente actuaba sobre nuestros nervios y nos alejábamos para "huir de todo eso". Por esto tampoco funcionaba; no podíamos sobrellevar por mucho tiempo la carga de nuestros pensamientos sombríos.
Difícilmente tratábamos fuertemente de eliminar nuestra soledad con la botella, y por poco tiempo lo lográbamos, pero no mucho. Cuando golpeábamos contra el fondo y nos dimos cuenta de que no podíamos seguir tal como íbamos, por La Gracia de Dios nos encontramos metidos dentro de una insoportable soledad, separados de todo y de todos. Aislados así, fuimos capaces de mirar a nuestras vidas, a nuestros problemas y a lo desesperado de nuestra situación. Únicamente así podríamos hacer preguntas y dar respuestas y hacer decisiones. Ahora sí podíamos hacer una decisión de hacer algo acerca de nuestra bebida y los problemas con la vida.
Hay dos maneras en las que el hombre está solo. En nuestro lenguaje, "estar solo" expresa el dolor de sentirse solo. "Estar a solas" expresa la gloria de sentirse a solas.
¿Qué nos sucedió dentro de A.A. que nos hizo posible, no solamente sobrellevar, sino disfrutar momentos de soledad ? ¿Qué cambió nuestro sentirnos solos a sentirnos a solas?
El amor y la comprensión que encontramos dentro de A.A. son una cortina protectora entre nosotros mismos y la dolorosa soledad de nuestros días de bebedores. Las primeras semanas, algunos de nosotros empleamos la mayor parte de nuestro tiempo en un club de A.A. en las Oficinas de A.A. hablando con otros. Luego se hace evidente que tenemos que ir a trabajar y de alguna manera afrontar las demandas y responsabilidades de nuestro diario vivir; tenemos miedo. ¿Nos golpeará otra vez la vieja soledad cuando estemos lejos de la presencia física de otros miembros de A.A.?
Más tarde o más temprano, practicando los principios de los Doce Pasos, encontramos dentro de A.A. nosotros mismos una cosa muy valiosa, algo interior, y es que podemos estar tranquilos ya sea que
estemos en casa sin nadie más, o en cualquier lugar al que la vida nos lleve.
Los miembros de A.A. no somos inválidos emocionales que necesitamos que alguien nos coja de la mano a cada momento del día o de la noche para evitarnos una caída. Crecemos con la ayuda de Dios, tal como lo entendemos, con la ayuda de la fraternidad, del Grupo y aplicando los Doce Pasos en nuestras vidas.
Conforme transcurren las semanas de sobriedad, podemos disfrutar y atesorar los pocos momentos de soledad que somos capaces de encontrar entre la agitación y presiones de la vida de hoy en día. Cuando dejamos de tenerle miedo a la soledad y comenzamos a apreciarla y usarla como beneficio, hemos avanzado un gran trecho. Nos damos cuenta de que un poco de tiempo para estar a solas es necesario para pensar en intentar trabajar alguno de los Pasos. En la soledad hacemos nuestros inventarios. En la soledad, admitimos ante nosotros mismo la naturaleza exacta de nuestras fallas. En la soledad, nuestros espíritus buscan esa Fuerza Superior que la nuestra; en la soledad, buscamos por medio de la oración y la meditación estar conscientes de la voluntad de Dios para nosotros.
La soledad puede ser vista y sentida en muchas maneras: en el silencio de la naturaleza, leyendo poesías, escuchando música, mirando pinturas, y en la meditación. Estamos solos, pero no nos sentimos solos. Sin embargo, estas experiencias no pueden contestar todas las preguntas de nuestras mentes. Así es que regresamos al mundo del hombre.
Algunos de nosotros ansiamos volvernos creativos en alguna esfera de la vida, pero no podemos llegar a serlo o permanecer creativos sin la soledad. Una hora de soledad consciente enriquecerá nuestra creatividad mucho más que horas de intentar aprender el proceso de la creación.
Estar a solas no es fácil; algunas veces lo logramos sin más que permanecer en silencio, dejando que nuestras almas suspiren con alivio, sin palabras, hacia Dios. Esto lo podemos hacer aún en un día lleno de trabajo y en un cuarto lleno de gente y aún bajo las más difíciles circunstancias externas. Nadie puede quitarnos estos momentos. El centro de nuestro ser, la parte más interna del yo que es el asiento de nuestra soledad, es elevado hasta el centro Divino e integrado en El. Únicamente en un movimiento que nos levante primero hacia Dios y luego regresemos de El a otra persona, podemos encontrar comunión con los demás.
Aún el amor renace en la soledad, porque solamente en la soledad pueden aquellos que están solos llegar hasta aquellos de los que están separados. Una hora de soledad puede llevarnos más cerca de aquellos que amamos que muchas horas de comunicación. Podemos llevarlos con nosotros a las "colinas de la eternidad".
Houston, Texas.

FELICIDAD

Para llegar a una definición funcional de felicidad, en mis intentos de aplicar el programa de A.A. para reconstruir una vida hecha añicos, traté primero de recordar la felicidad que perseguí en los viejos tiempos. Sospecho que para la mayoría de nosotros felicidad quería decir dicha.
En la borrachera buscábamos alegría, liberación aún de la más ligera amenaza de responsabilidad. Queríamos el aislamiento contra los apremiantes toques de atención del mundo a nuestro alrededor, una tierna hamaca sobre una lánguida nube. Y por fugaces momentos, justo antes de que se bajara el telón de la inconsciencia, nos sumergíamos dentro de ese mundo de ilusiones.
Entonces ellos dijeron, "Ven dentro de A.A. te ayudaremos a la sobriedad y conocerás la verdadera felicidad".
La sobriedad era verdadera, pero repentinamente también lo fue el mundo: un lugar inclemente y desalmado que nunca habíamos encarado antes en su totalidad. ¿En dónde estaba ese tan elogiado ingrediente llamado felicidad?
Un filósofo moderno ha dicho que la felicidad no es algo que sentimos; es algo que recordamos. Aún así, a riesgo de parecer anticuado, yo digo "soy muy feliz". Déjenme cuanto antes añadir que nada ¿de lo que ahora poseo llegó fácilmente. Para mí, ha sido y es duro de roer. Renunciar a las prerrogativas de un crónico ingobernable, nunca se logra fácilmente. Pero al principio del juego necesité definiciones.
"Serenidad", una palabra que hemos usado desde el momento en que nos abrimos paso dentro de nuestra primera reunión de A.A., me fue confusa desde el principio. Parecía significar cualquier cosa desde inmunizado, a prueba de obstáculos, hasta una bendición completamente garantizada de mantenerse sin asustarse o desanimarse cuando las cosas no están saliendo como queremos. He oído la Oración de la Serenidad como un canto ritual, como un conjuro para manejar un hechizo contra la tentación, una varita mágica para hacer desaparecer todas las cosas desagradables. Por lo que vale, mi propia definición de serenidad consistía en algo como esto:
Me parecía que la mayoría de las angustias y disturbios en las vidas de las gentes - ya fueran alcohólicos o no lo fueran - vienen de una persistencia demasiado terca en tratar de resolver problemas
insolubles. Es por eso que la filosofía contenida en la Oración de la Serenidad es una de las más importantes guías de acción que me he encontrado dentro de A.A.
Aceptar las cosas que no puedo cambiar. Tan sencillo. Si el problema no puede ser resuelto hoy bien, sencillamente ignorarlo. Te garantizo que esto no es fácil siempre; requiere auto-disciplina, una facultad que es poco frecuente encontrar en los alcohólicos recientemente sobrios.
Por el otro lado, los problemas que pueden ser resueltos proporcionan la excitación verdadera de la vida. El reto diario de enfrentar los conflictos que uno se encuentra desde el amanecer hasta el obscurecer, y manejar los mismos, es estimulante.
Pero el ultimo renglón de la Oración de la Serenidad contiene el repique mayor: la sabiduría para conocer la diferencia entre situaciones solucionables e insolubles. Como uno que está muy desconfiado de su sabiduría (desde que empezó a estar sobrio, cuando menos), yo encontré que sustituir la palabra "honradez" por "sabiduría" a menudo constituye la pista hacia la respuesta que estoy buscando.
La segunda petición de la Oración de la Serenidad es con demasiada frecuencia pasado por alto. Constantemente estoy asombrado ante el número de los llamados obstáculos que he tenido que superar después de considerarlos por segunda vez, haciendo acopio de los débiles recursos que tengo, y cogiendo entonces el arado con la mano.
La Serenidad para mí, por lo tanto, es la ausencia del conflicto o insoluble. Y queda a mi decisión determinar primero cuándo, es después de una honrada mirada a mí mismo, puedo enfrentarme con un problema, luego decidir si debo tratar de resolverlo o dejarlo para otro día, o desacatarlo para siempre.
Podemos establecer metas con horizontes verdaderos, si mantenemos un reconocimiento rigurosamente honrado de nuestras limitaciones. Ganar las diarias escaramuzas incluidas en alcanzar estas metas es excitante. Estas son las verdaderas emociones.
La casa de los Locos de Adams que estoy intentando reconstruir nunca será el Taj Mahal, pero será de mi propia creación, con todos los caprichos del hágalo-usted-mismo y las manchas de las salpicaduras de sangre y los estallidos de entusiasmo que no son característicos de cualquier verdadero talento en este departamento.
Nunca cultivaré tomates del tamaño de los de mi vecino, pero mis pequeños productos miniatura tienen mejor sabor en mi mesa del que tendrían sus bellezas.
Por primera vez en mi vida, le estoy dando a mi patrón un apretón de manos honrado, y sé del calor y la satisfacción que proporciona trabajar en equipo, de contribuir con mi pequeña parte al éxito de un todo.
La única galería que mis pinturas llegarán a adornar, va desde nuestra sala hasta la puerta de entrada, pero especular en un nuevo terreno es divertido y las cosas están mejorando, aunque sea el único que puedo ver el cambio.
El presupuesto que hicimos para la escuela fue rechazado, pero al menos tuve la satisfacción de saber que presentamos una buena batalla. (¡Imagínense estar interesado hasta en una cosa así en los viejos tiempos!) Espérense para el próximo año.
Muy poco sé de la familia que perdí en la borrachera. Mi esposa y niños actuales, dividendos directos de la sobriedad, me dan la mayor de las alegrías. Nunca en mi vida, antes de A.A., había hecho realmente algo por alguien. Hasta ahora no puedo ponerme completamente en paz, porque inclusive recibo más de lo que puedo dar.
Sólo hay una cosa más hermosa que la cara de un niño de cuatro años a la hora en que está contando cuentos, y esa es la cara de su hermanita.
Así es que la felicidad para mí es plenitud, la satisfacción obtenida de saber que usted hace lo mejor que sus limitaciones honradamente valuadas, pudieron permitirle en todos los momentos de su vida.
Felicidad es la gratitud por el milagro que nos regló una vuelta más en el carrusel de una vida que una vez abandonamos.
Felicidad es crecer. Es aprender a reconocer todas las cosas que usted tiene verdaderamente. La felicidad es para experimentarla, al igual que para recordarla.
New Hartofrd, New York.

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