DECIMO PASO
Proseguimos con nuestro inventario moral admitiendo espontáneamente nuestras faltas al irlas reconociendo El Decimo Paso es uno de los Pasos para la conservación.
Su propósito es recordarnos que los defectos morales que hemos reconocido en el egoísmo, la falta de honradez, el resentimiento y el miedo son problemas que encontramos todos los días; que siguen siendo graves amenazas para nuestra sobriedad. A.A. indica que se haga un inventario diario para develar los pensamientos y actos perjudiciales. Es indispensable para nuestro inventario y nuestra sobriedad admitir nuestras faltas.
George A. Dorsey ha aportado información muy interesante relativa a la inestabilidad de la naturaleza, al decir: “El hombre es algo que está sucediendo todo el tiempo; es una continua inquietud, dispone de sus propias reglas, enmienda su propia formula y vuelve a fundir su propio molde en el acto de ser y mientras, funcionaba. La inquietud esta, en la naturaleza del hombre.
Este Paso indica la práctica de un inventario diario para confrontar nuestra posición relativa, mental y espiritual.
Mediante ese Paso evitamos las desgraciadas experiencias que se suceden cuando estamos dominados por las diversas formas de egocentrismo que penetran insidiosamente en nuestras vidas.
Hacemos del inventario una especie de oficina de información que identifica los defectos de moral, tanto antiguos como nuevos. Tiene su galería de malhechores en la que catalogamos cada defecto con sus “alias” para que cuando el egocentrismo, por ejemplo, se disfrace de complacencia o aburrimiento, descubramos al impostor y después de arrestarlo, lo sometemos al proceso indicado.
Estos defectos son causas que resultan peligrosas para nosotros. Tuvieron mucho que ver con los daños sufridos como consecuencia de una manera anormal de beber. Pueden llevarnos de nuevo a la Demencia del Alcoholismo.
El Cuarto Paso nos señalo un inventario que nos sirvió para aun propósito definido. Nos revelo defectos de carácter que anteriormente nos habíamos negado a reconocer, defectos que hicieron ingobernables nuestras vidas. La necesidad de catalogar esto defectos y de eliminarlos, se vuelve cada vez más obvia a medida que se suman los días que llevamos sin beber.
El inventario nos proporciono un conocimiento de nuestro problema. Nos puso frente a nosotros mismo, con nuestros defectos con el propósito de librarnos de ellos mediante la ayuda de Dios. Era indispensable hacerlo entonces y solamente lleno su propósito cuando catalogamos la naturaleza de nuestros voluntariosos hábitos y defectos alcohólicos. Sin este registro hubiese sido imposible nuestro progreso en A.A. El conocimiento de nuestros defectos morales y la práctica del programa de A.A. han cambiado completamente nuestras vidas. Han mejorado nuestra actitud hacia Dios, hacia nuestros diarios problemas y hacia nuestros semejantes.
Hemos ganado la confianza y el respeto de los demás. Muchos de nuestros amigos han expresado su admiración por la sobriedad que hemos adquirido. El respeto a sí mismo y la satisfacción propia sigue a este logro. Disfrutamos de seguridad y de la actitud amistosa de los que nos rodean.
El Décimo Paso salvaguarda este progreso si continuamos con nuestro inventario personal y admitimos prontamente nuestros errores al reconocerlos.
Sin embargo, no olvidemos la inquietud propia de los alcohólicos. Basados en esta experiencia, nuestros Fundadores sabían que aparecerían nuevos defectos de carácter y que muchos de los viejos volverían a presentarse disfrazados. De ahí la necesidad del examen mental diario para aceptar la llegada de cada defecto antiguo, y como una especie de centinela mental alerta a la llegada de los nuevos.
Evite usted confundir las respectivas funciones del Cuarto y el Décimo Pasos. El Paso consistió en hacer una relación por escrito de nuestros defectos de carácter; quedando abierta a futuras añadiduras. El Décimo Paso es la regla de cálculo de A.A. para computar el progreso diario en A.A. un inventario moral perpetuo que salvaguarda el Despertar Espiritual de nuestra sobriedad una evaluación con que finalizamos cada día. El designio de nuestra Filosofía es Vivir Cada Paso. El propósito del Décimo Paso no solamente es proseguir nuestro inventario personal, sino que, también, cotejar nuestro progreso diario en cada uno de los Pasos del programa de A.A.
Revisando nuestros defectos diariamente, muchas veces nos damos cuenta de que estamos en un camino equivocado. Debido a la naturaleza propia del alcohólico que permite que estas situaciones lleguen generalmente hasta el último límite, es necesario corregirlo urgentemente cuando se hace ese descubrimiento.
No es pues raro que nos encontremos en el camino equivocado, lo que importa es regresar al camino indicado. El inventario diario es indispensable para este requisito. Nos parece conveniente la siguiente relación de algunas de las “posiciones desviadas” para que todos los miembros puedan reconocerlas:
1. Cuando hemos olvidado que somos alcohólicos que tenemos un sistema nervioso incapaz de resistir el efecto narcótico del alcohol.
2. Cuando la complacencia nos deja desprevenidos, permitiendo que el resentimiento y la intolerancia se deslicen nuevamente en nuestras vidas.
3. Cuando disminuimos la práctica de la honradez, la humildad y la restitución.
4. Cuando nos engreímos por nuestros éxitos en A.A. y cesamos nuestro contacto con Dios.
5. Cuando no sentimos interés en los miembros nuevos y nos parece incomodo ayudarlos.
6. Cuando exigimos autoridad y esperamos que se alabe nuestra sobriedad.
7. Cuando hace entrada el aburrimiento.
8. Cuando empezamos a faltar a las reuniones de A.A.
9. Cuando dejamos de estudiar el Libro Grande.
Cuando el inventario revela que tenemos cualquiera de estos síntomas corremos el riesgo de beber. El egocentrismo es nuestro problema grave.
El antídoto es una revisión rápida de nuestro alcoholismo. Debemos rezar pidiendo que se renueve nuestro interés; leer el Libro Grande; hablar de A.A. con los miembros; asistir a mas sesiones; ayudar en lo que podamos; considerar que nuestro alcoholismo ha sido frenado pero que nunca se curar; entregarnos al Programa; trabajar con miembros nuevos; revisar el milagro que Dios ha hecho en nuestras vidas; ser honrados y agradecidos y ofrecer una oración de gratitud; llevar con nosotros el Libro Grande siempre que salgamos de viaje.
La Segunda Parte del Decimo Paso “admitir sincera y espontáneamente nuestras faltas, al irlas reconociendo”, no debe tomarse a la ligera. Sirve para acondicionar el carácter.
El reconocimiento de un error no es suficiente, debe seguirlo una admisión verbal. De acuerdo con los requisitos de nuestro Programa, cuando nuestra falta ha dañado a alguien, lo indicado es hacer reparaciones. El inventario nos mantiene alerta a nuestra responsabilidad en este asunto.
El miembro que es sincero se aplicara esto a sí mismo. Buscara el significado de “admitirlas al irlas reconociendo”.
Recordemos cuando en el Quinto Paso admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos. Recordemos como meditamos sobre ellos en los Pasos Sexto y Séptimo. Recordemos la vital importancia que tuvo entonces para nuestro bienestar.
Todavía es de vital importancia. No hemos cambiado en ese sentido y nunca cambiaremos. El alcoholismo ha sido frenado, pero no hemos sido curados. No está en la naturaleza del alcohólico el permanecer sin cambiar. Tenemos que admitir nuestros defectos para poder tener el sentimiento de decoro y de dignidad que nos mantiene en ola debida condición espiritual, que es necesaria para conservar la sobriedad.
Sigamos haciendo este inventario diario. Cuando estemos en un error comprendamos el valor de admitirlo prontamente para que deje de preocuparnos. Admitamos nuestras equivocaciones. Es tonto tratar de defender nuestros errores y tratemos de quitarnos esa costumbre.
El acatamiento y la práctica de este Paso nos permitirá comprenderlo y desarrollara nuestra capacidad al practicarlo. El Décimo Paso creara un equilibrio mental sumamente útil para una mejor condición espiritual que es tan necesaria en nuestra recuperación del alcoholismo.
Recordemos que nuestra “Nueva Personalidad NO es compatible con defectos morales ni con errores ocultos”. El Décimo Paso nos hace auto-analíticos y menos inclinados a criticar a los demás. Nos mantiene alerta.
Cuando utilizamos nuestros inventarios nos convertimos en una farsa nuestras vidas. Para logra un verdadero progreso necesitamos examinarnos concienzudamente. Se lo debemos a Dios, a nosotros mismo y a nuestras familias. Necesitamos pensar como hombres sobrios para poder vivir en sobriedad.
El inventario nos ayudara a determinar el grado de éxito que estamos logrando en A.A. Nos permitirá saber el estado en que nos encontramos y contribuirá a que se conserve satisfactorio.
RESUMEN:- No hay nada más importante para la recuperación el alcohólico que la conservación de su sobriedad. El Décimo Paso nos proporciona un medio para esa conservación. Es un medio sencillo y efectivo para sondear las aguas peligros de la borrachera mental y localizar reservas, pensamiento, estados de ánimo y actos que puedan hacernos regresar a la borrachera física. El egocentrismo sigue siendo un horrible peligro. Salvaguardamos nuestra sobriedad diaria mediante frecuentes revisiones mentales de nuestro proceder y de nuestra buena voluntad para admitir nuestros errores. Hacemos un hábito diario del inventario mental. Nos revelara mucho sobre nuestros pensamientos negativos y conducta voluntariosa, para corregirlos de acuerdo con los dictados de nuestra conciencia.
Si terminamos del día con una revisión de nuestra conducta emocional y del trato que damos a otros, podemos corregir tanto nuestros caprichos como nuestras faltas.
El admitir nuestras faltas nos aporta beneficios tanto psicológicos como espirituales.
Complementa nuestro inventario personal. La practica continua del Décimo Paso, vivifica nuestra conciencia poniéndose alerta al conocimiento de nuestra necesidad de la ayuda de Dios y la sublimación Divina en nuestras voluntades.
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