Seguro todos hemos tenido complicaciones, momentos en los que quisiéramos ponernos en modo avión, olvidarnos de lo que nos rodea y pensar en que la vida debería ser de otra manera.
No está mal vivir estos momentos de cuestionamientos, porque, al final, acaban siendo oportunidades para que nosotros crezcamos y descubramos cada vez, de mejor manera, el sentido propio de nuestra vida.
Es en esos días, precisamente, en los que tenemos que aprender a ver en Jesús de Nazaret una propuesta de sentido, de ver en Él a aquel que es capaz de darnos nuevas razones para vivir, para reinventarnos.
Yo he tenido momentos a lo largo de la vida en los que nada me ha llenado, en los que he tenido muchas cosas a mi favor, pero me he sentido vacío, y he podido llenar esos espacios solamente con la presencia de Jesús en mi vida, una presencia que viene a dar nuevo orden, que viene a transformarme.
Con Dios uno aprende a ver la vida con otros ojos, con Dios uno aprende a sentir que no todo está perdido; con Dios uno aprende a valorar lo que realmente es importante y a desechar aquello que nos está dañando.
Sí, eso hace la oración de confianza en el Señor, eso es dar sentido a lo que hacemos y por lo que existimos.
Si no somos capaces de descubrir en Jesús el sentido de nuestra vida, difícilmente podremos entender su proyecto en totalidad, un proyecto que va más allá de los ritos y que se realiza en cada ser humano que busca a Dios.
Tarea del día:
Esfuérzate por encontrar en Jesús el sentido de la vida
Alberto Linero
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