viernes, 23 de junio de 2017

Como Alejar la Depresión: Capitulo VI (Parte 9)


LOS DOS CAMINOS
En el sermón del monte, Jesús señaló los dos caminos que uno puede seguir en la vida:
1. Llevar una vida espiritual de acuerdo con la ley de Dios. Este camino termina en la vida eterna.
2. Llevar una vida de acuerdo solamente al egoísmo, sin darle importancia a la voluntad de Dios. Al final de este camino se cosecha el resultado que produce el egoísmo sin Dios: la eterna condenación.

Desde que llegamos al uso de razón empezamos a caminar por estos caminos. A ratos quizá por el uno, y a ratos quizás por el otro. Y es probable que nos haya gustado más andar por el camino ancho del egoísmo sin Dios, que lleva la propia destrucción. Pero ahora afortunadamente, las desdichas mentales, emocionales y físicas, nos hacen conscientes que la causa de nuestras desgracias es el no haberle dado al creador el puesto que se merece en nuestra vida, y esto nos lleva a entregar su exilio y su amistad. Este es el paso decisivo.

Al Buscar la ayuda divina, al proponerse a ordenar la vida de acuerdo con la ley de Dios, y al convencerse que Jesucristo vino al mundo para pagar en su cruz nuestros propios pecados, y que está a la derecha de Dios intercediendo cada día por los que queremos ser sus amigos y "que sí hemos pecado, abogado tenemos ante el Padre: Jesucristo, cuya sangre nos purifica de nuestros pecados", entonces nuestra vida cambia de rumbo y se dirige hacia la alegría y la paz.


DOS CAMINOS A LA ETERNIDAD

La más admirable expresión de amor que el mundo ha conocido está simbolizada por la cruz de Jesucristo. Por eso en este gráfico se presenta la cruz de Cristo como un puente por el cual, cualquiera de nosotros puede pasar del camino ancho que lo lleva a la muerte eterna, El maravilloso camino que lo conduce hacia la salvación y a la felicidad. Jesús dijo: "Yo soy el camino... Nadie va al padre sino por mí".

CUATRO VERDADES TRASCENDENTALES PARA DAR EL GRAN PASO

Para llenar el vacío tan grande que hay en nuestro espíritu y nacer de nuevo a una vida de alegría hay que comprender 4 verdades fundamentales:

1a. La mayor desgracia de nuestra vida han sido nuestros pecados. No nos puede suceder, por grande que sea, que pueda ser mayor que perder la amistad con Dios. Y mientras nuestros pecados no hayan sido perdonados No puede haber Paz ni felicidad verdadera se nuestro espíritu.

2a. Jesucristo murió en la cruz para que se nos perdonen nuestros pecados. Inspirada por el espíritu santo se dijo esta frase en la Biblia: "mejor que muera uno solo por el pueblo, para que no perezca toda la nación". Ya murió Jesús por el pueblo, para que no perezcamos nosotros.

San Pablo dice que en la cruz Jesús tomó nuestra sentencia de condenación y la borró con su propia sangre.

Pero como dice San Agustín: "si tú quieres, Cristo murió por ti. Si tú no quieres: Cristo no murió por ti". Hay que aceptar para nuestro provecho esa muerte salvadora del hijo de Dios. Y por los méritos de la pasión y muerte de Cristo pedir perdón muchas veces al padre Dios.

3a. Jesucristo resucitó no sólo para darnos vida eterna, sino para que nosotros también resucitaremos de nuestras miserias. Cristo resucitado quiere darnos valor y entusiasmo para vencer nuestras debilidades.

4a. Debemos creer en Cristo y esperar en Él. Creer es estar seguros de que él sí puede ayudarnos. Esperar es: estar seguros de que él sí quiere venir a cada momento en nuestra ayuda. Sus promesas para los que creen en él Y esperan en su bondad son maravillosas: "todo es posible para quien tiene fe". "Nada es imposible para el que cree". "Según sea tu fe así Serán las cosas que te sucederán". "Si tienes fe aunque sea como un granito de mostaza, le dirás a una montaña, quítate de aquí y lánzate al mar, y te obedecerá", etc. 

Una vez que hemos reconocido que el mayor mal en la vida es el pecado. Que Cristo murió para conseguir el perdón de nuestros pecados, y que si pedimos Perdón en su nombre lo conseguiremos. Jesús resucitado nos quiere resucitar también a una vida de paz y felicidad aún en esta tierra. Y qué "todo lo podemos en Cristo que nos fortalece" y que "sí cristo está en favor nuestro nadie podría contra nosotros", entonces hemos dado ya el paso decisivo que nos trasladó del camino ancho que desciende hacia el Abismo del castigo, Hacia el camino elevado que lleva a la verdadera felicidad. Ahora nos queda irnos entusiasmados, día por día por Cristo con la lectura y meditación de su Evangelio, y el recuerdo de sus mandatos. En adelante cuando vayamos a tomar una resolución importante diremos: "Señor: ¿qué queréis que yo haga?", Y de vez en cuando examinaremos nuestro hablar en nuestro proceder para 100 verdad nuestra conducta está de acuerdo con la voluntad de Dios y de su Cristo.

Ninguna persona que viva según lo expresado en este párrafo anterior experimentará una vida desdicha. Pero de igual manera, ninguna persona que viva de manera contraria a esto que hemos dicho, lograr a llevar una vida de felicidad.


No pedimos que se nos crea, sino que se haga la prueba para comprobar que si es así.