LOS
CUATRO FRENTES QUE HAY QUE CURAR
Nosotros
tenemos cuatro elementos que nos pueden hacer felices o infelices.
1. Lo
físico. Tiene una gran importancia, y de su buena conservación depende mucho el
grado de alegría que tengamos. Pero no es lo más importante. Sobre lo físico
ejercen un control decisivo nuestras emociones.
2. Lo
emocional. Es
nuestra reacción ante el amor y el odio. Esta reacción no se produce
principalmente en el corazón, sino principalmente entre las dos sienes: en el
cerebro. Allí está la computadora electrónica más perfecta, qué influye en todo
nuestro físico y en lo intelectual. Cada emoción que llega o sale del cerebro,
influye en toda nuestra personalidad.
Si la
persona está emocionalmente en paz, todo su cuerpo puede funcionar normalmente.
Si la persona está perturbada, todo su físico sentirá tan dañosa influencia.
La
enfermedad más frecuente hoy día es: la producida por emociones desagradables.
Los médicos dicen que el 85% de las enfermedades de la gente se debe a
perturbaciones emocionales, emociones desagradables. Por ejemplo: cardiopatía,
hipertensión, úlcera, asma y ciertas clases de artritis, jaquecas, acidez,
etcétera disminuirán de una manera increíble Si la gente dejará de estar
perturbado emocionalmente.
Todo
deprimido empieza a sentirse achacoso con su salud física si su depresión se
prolonga por largo tiempo.
Las
emociones no llegan sin más ni más. Ellas nacen en nuestro cerebro. Por
ejemplo: usted está perfectamente bien y le dicen de un momento a otro que se
salga el escenario dirigir unas palabras a la multitud. Sentirá que le aumentan
las palpitaciones del corazón, qué le salen gallos al hablar porque las
glándulas salivales, a causa del susto, deja de segregar y siente seca la
garganta, etc. Eso se llama una emoción.
Una
emoción muy peligrosa es la preocupación. Por ejemplo: ¿tenemos una deuda que
pagar y no se ve, de Dónde sacar el dinero? ¿Hay que presentar un examen muy
difícil? ¿Hay una enfermedad en un ser querido que amenaza con tener graves
consecuencias? Comenzamos a preocuparnos, Y esa emoción, si dura un tiempo
prolongado, nos produce efectos dañosos en nuestro físico y puede traer
enfermedades.
Afortunadamente
las emociones pueden ser controladas por un poder Superior: la mente. Vamos a
estudiarla.
3. La
mente. Nuestro cerebro es la más perfecta máquina calculadora que
existe en esta tierra. Ninguna otra la puede superar y ni siquiera igualar.
La
capacidad de memoria de la mente humana es casi increíble. La mente
subconsciente guarda en su archivo los pensamientos que hemos elaborado, las
escenas que hemos visto, los sonidos que hemos escuchado. Es asombroso
comprobar Cuántos detalles íntimos retiene la memoria.
Pero hay
un dato muy especial: Qué son poquísimas las personas que utilizan más del 10%
del potencial que tienen en la mente.
Somos lo
que pensamos: o sea, qué de nuestros pensamientos dependen nuestros
sentimientos. Todo lo que elaboramos en la mente provoca una respuesta en
nuestras emociones.
La
ventana para llegar a la mente son los 5 sentidos. Lo que llega a la mente por
medio de los ojos, de los oídos, etcétera. Provoca una respuesta en el corazón,
o sea, en las emociones. Por ejemplo: una lectura, si es
pornográfica, pasa de la mente a las emociones y enciende las pasiones de las
cuales empujan el cuerpo hacia el pecado. Por el contrario: si la
lectura es formativa, provoca emociones nobles Que empujan a toda la persona
hacia las buenas obras y hacia la conducta Noble. Muchísimos individuos que hoy
son Víctimas de las más tiranas antes pasiones sexuales declaran que fueron
estimulados hacia el vicio por medio de lecturas pornográficas y cines excitantes
o programas sensuales de televisión. Y lo mismo han dicho muchísimos que se han
dedicado a la violencia y el crimen: su estímulo hacia el salvajismo les vino
de películas y lecturas excitantes. En cambio, hay en la historia antigua y aún
más en la presente una cadena interminable y altamente consoladora de ejemplos
de grandes personajes y también de gente muy sencilla que reconocen como primer
escalón para su vida de santidad, de heroísmo y de consagración total al bien
de los demás, una lectura formativa. Así, por ejemplo: lo que desprendió a San
Agustín de su vida de sexo y de orgullo para empujarlo hacia los más altos
grados de pureza y humildad fue la lectura de las cartas de San Pablo. Lo que
hizo de un militar vanidoso un formidable Santo, San Ignacio, fue la lectura de
unas vidas de Santos.
Napoleón
de joven sentía más deseos de ser héroe leyendo las vidas paralelas de Plutarco
Napoleón de joven sentía más deseos de ser héroe leyendo las "Vidas
paralelas de Plutarco", que ante los ejemplos y consejos de sus
superiores. San Juan Bosco y San Antonio Claret declaran en sus autobiografías
que la lectura del bellísimo librito "Imitación de Cristo" les
produjo en su juventud una transformación formidable. Y Bolívar atribuía a sus
lecturas formativas que empezó a sus 16 años, el haber dejado su vida de
burgués comodón para dedicar por entero su existencia a la causa de la libertad
de América. "Dime lo que lees (y lo que ves) y te diré quién eres",
decían sabiamente los antepasados.
La
depresión es una emoción y una emoción que produce apatía, desgano,
decaimiento. Desde el momento en que a la mente lleguen causas que produzcan
depresión, está empieza a producirse. Por eso mucho más importante que
averiguar, ¿Cómo curar los síntomas de la depresión? (Apatía, insomnio,
decaimiento, etc.) Es lograr controlar la mente para que no permita que la
depresión llegué al individuo. ¿Pero cómo conseguir esto? Vamos a ensayarlo.