lunes, 7 de agosto de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. VIII - La Autocompasión Y La Depresión (Parte 4)

Los cuatro divorcios
Una mujer cuenta que ella se ha divorciado ya en 4 veces tratando cada vez de buscar la verdadera felicidad, y que después del cuarto marido se ha venido a dar cuenta de que solamente fue relativamente feliz con su primer esposo. Y que su gran equivocación fue dejar una relativa felicidad ya conocida por una muy insegura felicidad desconocida, olvidando lo que decían nuestros tatarabuelos: "más vale lo defectuoso ya conocido que lo menos defectuoso por conocer". Y le sucedió lo que dice el epitafio aquel difunto: "aquí yace uno que estaba bien, pero quiso estar mejor". Y es que muchas veces lo que en verdad Nos amarga más no son las circunstancias dificultosas de la vida sino los juicios amargos y pesimistas que hacemos acerca de lo que nos sucede.

Recordemos lo de las moscas que cayeron en la leche:

Cuenta un campesino que dos moscas se cayeron entre una jarra de leche. La 1 era pesimista llena de tristeza, se puso a quejarse de su mala suerte y quejándose murió ahogada entre el blanco líquido. La otra era optimista y se dijo: "mi vida no la vendo barata a nadie. Si me ahogo, me ahogare pataleando, tratando de sobresalir". Es tanto pataleo que forma una nata en la leche y tranquilamente se sentó sobre la nata a descansar y a sobrevivir idea y emprendió otra vez su alegre vuelo. Es que las dificultades solamente ahogan a quienes se encuentran sin entusiasmo.

Más felices siente una pobre ancianita tomándose con alegría y resignación una taza de chocolate en un asilo de Caridad, qué Miss Universo celebrando un banquete en el hotel más elegante del mundo sino se siente contenta de lo que es Y de lo que le sucede. La felicidad no depende tanto de las circunstancias que nos rodean sino más que todo del modo como aceptemos y llevemos nuestra vida. La felicidad no depende tanto de las circunstancias que nos rodean sino más que todo del modo como aceptemos y llevemos nuestra vida. Por eso decía un filósofo: "ninguna otra herencia es quizás más valiosa para ser feliz que la de saber enfrentar la vida con alegría, paciencia y optimismo".

La autocompasión es un pecado. Dicen que pecar, es decir, o hacer, o pensar algo que disgusta a Dios o que nos hace daño a nosotros mismos. Y esto de andar sintiéndose la lástima y echando a otros la culpa de lo que no sucede, es una actitud mental tan dañosa para nosotros mismos que no puede menos que disgustar a Dios, y por tanto, la podemos llamar pecado.

Hay personas que no se atreverían a robarle la cartera a otro a cometer una grave falta de impureza o a inventar una gran mentira, pero que viven tranquilamente cometiendo este pecado de auto compadecerse y de vivir echando a otros la culpa de lo malo que les sucede.


El vivir sintiendo se lastima y dándose cada día un sincero pésame por tener una vida tan desdichada, es olvidar aquella famosa frase del libro Santo: "todo sucede para el bien de los que aman a Dios". No dice la Biblia que todo lo que sucede es agradable o placentero, sino que contribuye al mayor bien de los que aman al señor. Y aquí está la gran diferencia. No nos agradan muchos sucesos de la vida, pero han sido permitidos por Dios para nuestro bien, Y entonces aquí se halla nuestro pecado cuando nos rebelamos Y nos sentimos "víctimas" y nos dedicamos auto compadecernos: nos rebelamos y No aceptamos lo que Dios permite para nuestro mayor bien, y nos dedicamos a sentirnos unas pobres Víctimas de la injusticia de los demás y de la vergüenza divina. ¡Tremenda equivocación!