lunes, 27 de noviembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. XII - El Temperamento Y La Depresión (Parte 3)

EL TEMPERAMENTO MELANCÓLICO (O DEL DEBER) Y LA DEPRESIÓN

El melancólico es Quizá el más espiritual de los temperamentos, pero es también Quizá el más propenso a la depresión y a las debilidades emocionales.

Estéril tanto en su musculatura como en sus vísceras. Es un sujeto Aparentemente frágil en su físico. Lineal, delicado en todo el cuerpo. Las extremidades son largas, delgadas, poco musculosas. La expresión del rostro atenta y sus ojos muy vivaces y rápidos.

Algunos de los más grandes genios y artistas que ha tenido el mundo han sido de temperamento melancólico. Pero también muchos de los que han son consumidos subida en el alcoholismo y la frustración y la tristeza han sido de este temperamento.

Su rostro refleja una tensión llena de nerviosismo. Sus reacciones son tan rápidas que él mismo se turba y se asusta, y esto le dificulta mucho sus relaciones sociales.

El melancólico es casi siempre más intelectual y más talentoso que otros temperamentos. Es perfeccionista por naturaleza. Sensible a las Bellas Artes y Auto sacrificado. No gusta de sobresalir, y raramente se impone a los demás.

Tiene necesidad profunda de aislamiento. Se aconseja consigo mismo y se basta espiritualmente. Lo interior es lo que más le interesa. La realidad externa le interesa menos. Es buen amigo; fiel amigo, pero de pocas personas y no exterioriza mucho sus afectos. Cómo observa con profundidad los defectos de la sociedad, esto lo impide adaptarse al ambiente donde vive. Evita las reuniones mundanas y se encuentra incómodo en las reuniones donde hay bochinche y superficialidad. Tiene fuerte capacidad de sufrimiento y es capaz de soportar sus padecimientos interiores y físicos sin comunicar los a los demás y sin dejar que otros se den cuenta de sus sentimientos de dolor o de gozo.

En el estudio triunfa más por su intuición que por ser muy metódico en estudiar. Grandes artistas, grandes Santos y místicos, filósofos, inventores y compositores han tenido temperamento melancólico.

Llama a los lugares recogidos, cerrados, que le preserven de las miradas de otros. Tiene pudor físico excesivo. Tiene miedo de la burla. No le gusta que perturben su silencio y tampoco le gusta perturbar a los demás. Su sueño es débil y liviano. Su descanso en la noche es incompleto y por eso el melancólico es un "fatigado crónico". Pero su aspecto es vivo, juvenil. Su presencia, su andar, su voz, su ardor intenso denotan una edad más juvenil de la que en realidad tiene.

Su gran deseo es llegar a una edad madura en la cual se pueda liberar de su nerviosismo, de su miedo al futuro, de su inseguridad emocional, que lo deprime.

Lo más poderoso en el melancólico y su imaginación. Y es a la vez su tormento. Ella tiene la especialidad de sugerirle imágenes en la pantalla de su cerebro con una fuerza de luces que parecen hechas en tecnicolor y sonido estereofónico. Y como la inclinación del individuo es así el pesimismo, el mal humor y la tristeza por el pasado y el temor por el porvenir, el melancólico tiene el peligro de que su imaginación tan viva lo lleve a la autocompasión, a la ira, el resentimiento, a formar una autoimagen negativa y a llenarse de temores infundados acerca del futuro y esto le traerá depresión.

El melancólico necesita recordar el gran influjo que el subconsciente ejerce sobre nuestro comportamiento y no llenarse de recuerdos tristes del pasado o de temores angustiosos por el futuro o de pensamientos pesimistas acerca del presente, porque todo esto le puede llevar a un modo de ser entristecido y apocado, lo cual perjudica enormemente su personalidad. Lo que tiene que hacer es pedir al espíritu santo que le conceda esos regalos que, según San Pablo, obsequia el divino espíritu a los que lo invocan y tratan de tenerlo en su corazón: "los frutos del espíritu son: amor, alegría, Paz, paciencia, amabilidad, bondad". ¡Y qué necesidad tiene el melancólico de recibir estos preciosos regalos! Afortunadamente existe una promesa de Jesucristo que no puede dejar de cumplirse: "todo lo que pidas al padre en mi nombre, os será concedido". Así que, si pedimos a Dios el nombre de Jesucristo que nos envía al espíritu santo con sus dones de amor, alegría, Paz, paciencia, bondad, afabilidad, etc., Lo vamos a conseguir. A pedirlo pues, Desde hoy mismo, muchas veces sin cansarnos. 

Otro detalle del melancólico es que tiende a pensar más en Dios como un juez inexorable, que como un padre bondadoso y muy comprensivo. Es necesario que se convenza de que Dios no es un policía al acecho mi hijo es que busca más condenar que absolver. Dios no es un vengativo que está aguardando la ocasión para castigar faltas, sino un padre compasivo y misericordioso que desea manifestarnos cada día lo mucho que nos ama. ¡Cuidado con el complejo de culpa! El salmo 102 dice que Dios no nos castiga como merecen nuestras culpas, y que, así como está lejos el oriente del occidente, así aleja de nosotros nuestros pecados si le pedimos perdón y nos proponemos la enmienda. La Biblia afirma que Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Y Jesús repetía: "no he venido a buscar Santos sino pecadores, porque el médico no es enviado a los sanos sino a los enfermos". A una persona le puede llegar la depresión si piensa más en Dios como castigador que como padre amable.

El melancólico La depresión lo acompaña durante toda su vida. Debido a su hipersensibilidad, nerviosismo y a su egocentrismo, tiende a imaginar las cosas peor de lo que son en realidad. A veces creo que lo desprecian lo que se burlan de él, Cuando nadie se ha dado cuenta de que él andaba por ahí. Muchas veces es incomprendido por los demás porque no es comunicativo. Los juzgan mal porque no conocen la realidad de su vida, pues se cierra a la comunicación con los otros. Hay que aceptar está en compresión como fruto no de la maldad de los otros, sino de la poca comunicación que se tiene con ellos.

El melancólico es perfeccionista. Toda persona necesita una buena dosis de perfección, pero al melancólico se le va la mano y exagera la dosis y se propone unas metas de perfección imposibles de conseguir, y esto lo puede deprimir. Es necesario ser realista: somos criaturas de carne y hueso, con demonio, mundo y carne que nos atacan, y con herencias muy debilitadores que nos dejó nuestro pecador padre Adán. El melancólico tiene el culto al deber y por eso corre peligro de vivir angustiosamente el cumplimiento de sus propios deberes y de ser demasiado riguroso consigo mismo y con los demás y de andar siempre disgustado de su propio comportamiento y del de los demás, y esto le llevara irremisiblemente a vivir deprimido y triste. Pero la vida no se puede tomar demasiado en serio Porque se nos vuelve aburrida y cansona. Dios sabe de qué Barrio Somos hechos y no va a pedir comportamiento de Ángeles a quienes hizo del barro de la Tierra. "Él modelo cada corazón y comprende todas sus acciones".

Dijimos que el gran peligro del sanguíneo es llegar a aceptar sus defectos sin combatirlos. Pero el peligro del melancólico es llegar a no aceptarse a sí mismo y vivir no siempre el descontento de lo que es ídolo que ha logrado conseguir. Y vivirlo siempre en descontento de lo que es Y de lo que ha logrado conseguir. Esto inevitablemente lleva a la depresión. Ningún criticón es feliz. Si vive criticando se y Asimismo y criticando a los demás es que no está contento ni consigo mismo ni con los otros. Y es como vivir sentado sobre un hormiguero. Esto muchas veces se debe a que el melancólico se siente demasiado seguro con sus afirmaciones y de sus conclusiones y desprecia el modo de pensar y de obrar de los demás. Arrogancia se llama esta figura. Sería bueno repetir con el salmo 18: "líbrame señor de la revancha y la de despreciar a los demás, Así que dar el libre de un gran pecado".


El melancólico tiende a ser pusilánime (falto de ánimo o de valor para perseverar en la lucha), y cuando se le presentan situaciones difíciles tiende a desanimarse ya no seguir luchando por conseguir lo que se proponía. Si se deja llevar de estos sentimientos llegará al "derrotismo", el cual es causa frecuente de depresión. Es necesario repetirse con San Pablo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece", o con San Francisco de Sales: "cuando Dios cierra una puerta, deja abierta una ventana", o con Don Bosco: "cuando me encuentro un obstáculo trató de pasar por encima Godoy un gran rodeo para pasar por otro lado, y Pero lo único que no hago Nunca es sentarme y dejar de luchar por vencer esa dificultad". La perseverancia todo lo alcanza, decían los antiguos.


Un arma de dos filos

El melancólico puse un arma que le puede traer inmensos favores eso le puede arruinar. Es su imaginación. En Este temperamento la imaginación es sumamente viva y creadora de imágenes impactantes. Si el individuo se deja llevar por su inclinación al pesimismo, su imaginación le presentará combi bici más imágenes los fracasos de la vida pasada, las humillaciones recibidas, las faltas cometidas, etc. Y respecto a la vida actual le presentará todos los aspectos negativos y defectuosos que tienen las gentes, el ambiente, el oficio que ejerce, el clima, etc. Y en cuanto al futuro le presentará las más tétricas imágenes acerca de lo que será su vejez, y de los males que le pueden llegar a él o a la humanidad. Y además de todo esto le presentará su imaginación una autoimagen negativa, Cómo de un ser A quién nadie quiere ni estima y que lo han hecho en la vida lo que debería haber hecho, etc. 

La salvación para el melancólico está en dirigir todas las fuerzas de su imaginación hacia los aspectos positivos de su vida y de su personalidad. Ser prudente y acostumbrarse a recordar de lo pasado Solamente lo alegre y entusiasmante, echando a un lado como podredumbres contagia Dora todos los recuerdos tristes o des animadores. Ponerlos en el tren del olvido y hacer que se vayan en el último vagón para no volver ya nunca más a su imaginación. Y cada vez que traten de aparecer por ahí espantarlos como moscas inoportunas. Y en cuanto al presente ver Lo bueno que tiene la vida y no darle tanta importancia a lo malo que tiene nuestra existencia.

Y respecto al futuro recordar que Dios está en el futuro. Y qué con cada pena que nos venga recibiremos una fuerza del cielo para poder soportarlo. Y, además, el futuro nunca va a ser tan problemático como la imaginación negativista quisiera presentarlo. Ya veremos que no va a ser así.

Recordemos pues: el medio para liberarse de la depresión está en no permitir que en la pantalla de nuestra imaginación se proyecten el negativismo, el pesimismo, la auto conmiseración o la desesperanza y hacer uso de nuestra imaginación creativa Y hacer que ella se dedica a crear imágenes de alegría y de optimismo respecto a nuestro futuro y recordar hechos positivos de nuestro pasado y a fijarse en lo bello y alegre que existe en nuestro presente. Tales pensamientos ayudan a levantar el espíritu, a evitar sustos y tristezas, a mantenerse de buen Genio y a liberarse de la depresión. Y sobre todo esos pensamientos positivos agradan a Dios porque son como un agradecimiento por lo generosos que ha sido con nosotros hasta ahora y por lo bien que se va a portar con estos sus hijos en lo porvenir. Y a Dios le agrada que seamos muy agradecidos.

Nota: ¿que usted no tiene temperamento melancólico? Bueno, Pero recuerde que cada uno de nosotros somos una mezcla de temperamentos, uno de ellos que predomina sobre los demás. Y lo menos que usted tiene en un temperamento es un 10% de temperamento melancólico. Entonces si le conviene repasar lo que acabamos de decir acerca de tal temperamento. ¡Por si acaso!


El libro apropiado para transformar al melancólico es: "secretos para triunfar en la vida"