EL
TEMPERAMENTO MELANCÓLICO (O DEL DEBER) Y LA DEPRESIÓN
El
melancólico es Quizá el más espiritual de los temperamentos, pero es también
Quizá el más propenso a la depresión y a las debilidades emocionales.
Estéril
tanto en su musculatura como en sus vísceras. Es un sujeto Aparentemente frágil
en su físico. Lineal, delicado en todo el cuerpo. Las extremidades son largas,
delgadas, poco musculosas. La expresión del rostro atenta y sus ojos muy
vivaces y rápidos.
Algunos
de los más grandes genios y artistas que ha tenido el mundo han sido de
temperamento melancólico. Pero también muchos de los que han son consumidos
subida en el alcoholismo y la frustración y la tristeza han sido de este
temperamento.
Su rostro
refleja una tensión llena de nerviosismo. Sus reacciones son tan rápidas que él
mismo se turba y se asusta, y esto le dificulta mucho sus relaciones sociales.
El
melancólico es casi siempre más intelectual y más talentoso que otros
temperamentos. Es perfeccionista por naturaleza. Sensible a las Bellas Artes y
Auto sacrificado. No gusta de sobresalir, y raramente se impone a los demás.
Tiene
necesidad profunda de aislamiento. Se aconseja consigo mismo y se basta
espiritualmente. Lo interior es lo que más le interesa. La realidad externa le
interesa menos. Es buen amigo; fiel amigo, pero de pocas personas y no
exterioriza mucho sus afectos. Cómo observa con profundidad los defectos de la
sociedad, esto lo impide adaptarse al ambiente donde vive. Evita las reuniones
mundanas y se encuentra incómodo en las reuniones donde hay bochinche y
superficialidad. Tiene fuerte capacidad de sufrimiento y es capaz de soportar
sus padecimientos interiores y físicos sin comunicar los a los demás y sin
dejar que otros se den cuenta de sus sentimientos de dolor o de gozo.
En el
estudio triunfa más por su intuición que por ser muy metódico en estudiar. Grandes
artistas, grandes Santos y místicos, filósofos, inventores y compositores han
tenido temperamento melancólico.
Llama a
los lugares recogidos, cerrados, que le preserven de las miradas de otros.
Tiene pudor físico excesivo. Tiene miedo de la burla. No le gusta que perturben
su silencio y tampoco le gusta perturbar a los demás. Su sueño es débil y
liviano. Su descanso en la noche es incompleto y por eso el melancólico es un
"fatigado crónico". Pero su aspecto es vivo, juvenil. Su presencia, su
andar, su voz, su ardor intenso denotan una edad más juvenil de la que en
realidad tiene.
Su gran
deseo es llegar a una edad madura en la cual se pueda liberar de su
nerviosismo, de su miedo al futuro, de su inseguridad emocional, que lo
deprime.
Lo más
poderoso en el melancólico y su imaginación. Y es a la vez su tormento. Ella
tiene la especialidad de sugerirle imágenes en la pantalla de su cerebro con
una fuerza de luces que parecen hechas en tecnicolor y sonido estereofónico. Y
como la inclinación del individuo es así el pesimismo, el mal humor y la
tristeza por el pasado y el temor por el porvenir, el melancólico tiene el
peligro de que su imaginación tan viva lo lleve a la autocompasión, a la ira,
el resentimiento, a formar una autoimagen negativa y a llenarse de temores
infundados acerca del futuro y esto le traerá depresión.
El
melancólico necesita recordar el gran influjo que el subconsciente ejerce sobre
nuestro comportamiento y no llenarse de recuerdos tristes del pasado o de
temores angustiosos por el futuro o de pensamientos pesimistas acerca del
presente, porque todo esto le puede llevar a un modo de ser entristecido y
apocado, lo cual perjudica enormemente su personalidad. Lo que tiene que hacer
es pedir al espíritu santo que le conceda esos regalos que, según San Pablo,
obsequia el divino espíritu a los que lo invocan y tratan de tenerlo en su
corazón: "los frutos del espíritu son: amor, alegría, Paz, paciencia,
amabilidad, bondad". ¡Y qué necesidad tiene el melancólico de
recibir estos preciosos regalos! Afortunadamente existe una promesa de
Jesucristo que no puede dejar de cumplirse: "todo lo que pidas al padre
en mi nombre, os será concedido". Así que, si pedimos a Dios el
nombre de Jesucristo que nos envía al espíritu santo con sus dones de amor,
alegría, Paz, paciencia, bondad, afabilidad, etc., Lo vamos a conseguir. A
pedirlo pues, Desde hoy mismo, muchas veces sin cansarnos.
Otro
detalle del melancólico es que tiende a pensar más en Dios como un juez
inexorable, que como
un padre bondadoso y muy comprensivo. Es necesario que se convenza
de que Dios no es un policía al acecho mi hijo es que busca más condenar que
absolver. Dios no es un vengativo que está aguardando la ocasión para castigar
faltas, sino un padre compasivo y misericordioso que desea manifestarnos cada
día lo mucho que nos ama. ¡Cuidado con el complejo de culpa! El salmo 102 dice
que Dios no nos castiga como merecen nuestras culpas, y que, así como está
lejos el oriente del occidente, así aleja de nosotros nuestros pecados si le
pedimos perdón y nos proponemos la enmienda. La Biblia afirma que Dios no quiere
la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Y Jesús repetía: "no
he venido a buscar Santos sino pecadores, porque el médico no es enviado a los
sanos sino a los enfermos". A una persona le puede llegar la depresión si
piensa más en Dios como castigador que como padre amable.
El
melancólico La depresión lo acompaña durante toda su vida. Debido a su hipersensibilidad,
nerviosismo y a su egocentrismo, tiende a imaginar las cosas peor de lo que son
en realidad. A veces creo que lo desprecian lo que se burlan de él, Cuando
nadie se ha dado cuenta de que él andaba por ahí. Muchas veces es incomprendido
por los demás porque no es comunicativo. Los juzgan mal porque no conocen la
realidad de su vida, pues se cierra a la comunicación con los otros. Hay que
aceptar está en compresión como fruto no de la maldad de los otros, sino de la
poca comunicación que se tiene con ellos.
El
melancólico es perfeccionista. Toda persona necesita una buena dosis de
perfección, pero al melancólico se le va la mano y exagera la dosis y se
propone unas metas de perfección imposibles de conseguir, y esto lo puede
deprimir. Es necesario ser realista: somos criaturas de carne y hueso, con
demonio, mundo y carne que nos atacan, y con herencias muy debilitadores que
nos dejó nuestro pecador padre Adán. El melancólico tiene el culto al deber y
por eso corre peligro de vivir angustiosamente el cumplimiento de sus propios
deberes y de ser demasiado riguroso consigo mismo y con los demás y de andar
siempre disgustado de su propio comportamiento y del de los demás, y esto le
llevara irremisiblemente a vivir deprimido y triste. Pero la vida no se puede
tomar demasiado en serio Porque se nos vuelve aburrida y cansona. Dios sabe de
qué Barrio Somos hechos y no va a pedir comportamiento de Ángeles a quienes
hizo del barro de la Tierra. "Él modelo cada corazón y comprende todas sus
acciones".
Dijimos
que el gran peligro del sanguíneo es llegar a aceptar sus defectos sin
combatirlos. Pero el peligro del melancólico es llegar a no aceptarse a
sí mismo y vivir no siempre el descontento de lo que es ídolo que ha
logrado conseguir. Y vivirlo siempre en descontento de lo que es Y de lo que ha
logrado conseguir. Esto inevitablemente lleva a la depresión. Ningún criticón
es feliz. Si vive criticando se y Asimismo y criticando a los demás es que no
está contento ni consigo mismo ni con los otros. Y es como vivir sentado sobre
un hormiguero. Esto muchas veces se debe a que el melancólico se siente
demasiado seguro con sus afirmaciones y de sus conclusiones y desprecia el modo
de pensar y de obrar de los demás. Arrogancia se llama esta figura. Sería bueno
repetir con el salmo 18: "líbrame señor de la revancha y la de despreciar
a los demás, Así que dar el libre de un gran pecado".
El
melancólico tiende a ser pusilánime (falto de ánimo o de valor para perseverar en la
lucha), y cuando se le presentan situaciones difíciles tiende a desanimarse ya
no seguir luchando por conseguir lo que se proponía. Si se deja llevar de estos
sentimientos llegará al "derrotismo", el cual es causa frecuente de
depresión. Es necesario repetirse con San Pablo: "Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece", o con San Francisco de Sales: "cuando Dios cierra
una puerta, deja abierta una ventana", o con Don Bosco: "cuando me
encuentro un obstáculo trató de pasar por encima Godoy un gran rodeo para pasar
por otro lado, y Pero lo único que no hago Nunca es sentarme y dejar de luchar
por vencer esa dificultad". La perseverancia todo lo alcanza, decían los
antiguos.
Un arma
de dos filos
El
melancólico puse un arma que le puede traer inmensos favores eso le puede
arruinar. Es su imaginación. En Este temperamento la imaginación es sumamente
viva y creadora de imágenes impactantes. Si el individuo se deja llevar por su
inclinación al pesimismo, su imaginación le presentará combi bici más imágenes
los fracasos de la vida pasada, las humillaciones recibidas, las faltas
cometidas, etc. Y respecto a la vida actual le presentará todos los aspectos
negativos y defectuosos que tienen las gentes, el ambiente, el oficio que
ejerce, el clima, etc. Y en cuanto al futuro le presentará las más tétricas
imágenes acerca de lo que será su vejez, y de los males que le pueden llegar a
él o a la humanidad. Y además de todo esto le presentará su imaginación una autoimagen
negativa, Cómo de un ser A quién nadie quiere ni estima y que lo han hecho en
la vida lo que debería haber hecho, etc.
La
salvación para el melancólico está en dirigir todas las fuerzas de su
imaginación hacia los aspectos positivos de su vida y de su personalidad. Ser
prudente y acostumbrarse a recordar de lo pasado Solamente lo alegre y
entusiasmante, echando a un lado como podredumbres contagia Dora todos los
recuerdos tristes o des animadores. Ponerlos en el tren del olvido y hacer que
se vayan en el último vagón para no volver ya nunca más a su imaginación. Y
cada vez que traten de aparecer por ahí espantarlos como moscas inoportunas. Y
en cuanto al presente ver Lo bueno que tiene la vida y no darle tanta
importancia a lo malo que tiene nuestra existencia.
Y
respecto al futuro recordar que Dios está en el futuro. Y qué
con cada pena que nos venga recibiremos una fuerza del cielo para poder
soportarlo. Y, además, el futuro nunca va a ser tan problemático como la
imaginación negativista quisiera presentarlo. Ya veremos que no va a ser así.
Recordemos
pues: el medio para liberarse de la depresión está en no permitir que en la
pantalla de nuestra imaginación se proyecten el negativismo, el pesimismo, la
auto conmiseración o la desesperanza y hacer uso de nuestra imaginación
creativa Y hacer que ella se dedica a crear imágenes de alegría y de optimismo
respecto a nuestro futuro y recordar hechos positivos de nuestro pasado y a
fijarse en lo bello y alegre que existe en nuestro presente. Tales pensamientos
ayudan a levantar el espíritu, a evitar sustos y tristezas, a mantenerse de
buen Genio y a liberarse de la depresión. Y sobre todo esos pensamientos
positivos agradan a Dios porque son como un agradecimiento por lo generosos que
ha sido con nosotros hasta ahora y por lo bien que se va a portar con estos sus
hijos en lo porvenir. Y a Dios le agrada que seamos muy agradecidos.
Nota: ¿que
usted no tiene temperamento melancólico? Bueno, Pero recuerde que cada uno de
nosotros somos una mezcla de temperamentos, uno de ellos que predomina sobre
los demás. Y lo menos que usted tiene en un temperamento es un 10% de
temperamento melancólico. Entonces si le conviene repasar lo que acabamos de
decir acerca de tal temperamento. ¡Por si acaso!
El libro
apropiado para transformar al melancólico es: "secretos para triunfar
en la vida"