Es importante entender que no somos construcciones terminadas, hechas o acabadas.
Constantemente, estamos en crecimiento.
No hay nada peor que una persona arrogante que crea que las sabe todas, y que lo que él sabe es lo último.
Cada día estamos en un constante aprender, siempre hay algo nuevo por saber.
Es necesario entender que no las sabemos todas, que hay algunos que saben un poco más que nosotros, y eso no está mal.
Sin embargo, esto no puede ser una excusa para no seguir creciendo, no podemos dejar que el hecho de que no seamos obras terminadas, nos haga pensar que no podemos ser cada vez mejores.
Es necesario buscar espacios en los que podamos crecer, donde podamos mejorar.
En este tema es importante la gente con la que compartimos la vida.
Si compartimos la vida con personas mediocres, incapaces de dar lo mejor de sí, pues seguramente terminaremos dejándonos llevar por ese ambiente de mediocridad, es por esto que resulta fundamental saber elegir con quién compartir la vida.
Claro que es posible que seamos nosotros quienes en un ambiente de mediocridad pongamos los sellos del esfuerzo, de la lucha por salir adelante. La pregunta hoy sería entonces ¿hasta qué punto buscamos crecer y mejorar como seres humanos?
Ojalá podamos responder a esta pregunta con el deseo de seguir creciendo y ayudando a los demás a crecer.
Que en esta época de Cuaresma tengas como propósito seguir creciendo, mejorando, esforzándote por superar la mediocridad.
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