El Camino De Las Lagrimas (Jorge Bucay)
QUÉ ES EL DUELO
El duelo es el doloroso proceso normal
de elaboración de una pérdida, tendiente a la adaptación y armonización de
nuestra situación interna y externa frente a una nueva realidad.
Elaborar
el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de
lo que no está, valorar su importancia y soportar el
sufrimiento y la frustración que comporta su ausencia.
Convencionalmente podríamos decir que un
duelo se ha completado cuando somos capaces de recordar lo perdido sintiendo
poco o ningún dolor. Cuando hemos aprendido a vivir sin él, sin ella, sin eso
que no está. Cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de
nuevo toda nuestra energía en nuestra vida presente y en los vivos a nuestro
alrededor.
Estas son algunas de las
sensaciones corporales que sienten los que están de duelo. Es el llamado duelo
del cuerpo.
Náuseas.
Palpitaciones.
Opresión en la garganta.
Dolor en la nuca.
Nudo en el estómago.
Dolor de cabeza.
Pérdida de apetito.
Insomnio.
Fatiga.
Sensación de falta de aire.
Punzadas en el pecho.
Pérdida de fuerza.
Dolor de espalda.
Temblores.
Hipersensibilidad al ruido..Dificultad
para tragar.
Oleadas de calor.
Visión borrosa.
Y estas son algunas de las conductas más
habituales después de una pérdida importante.
Llorar.
Suspirar.
Buscar y llamar al ser querido que no
está.
Querer estar solo, evitar a la gente.
Dormir poco o en exceso.
Distracciones, olvidos, falta de
concentración.
Soñar o tener pesadillas.
Falta de interés por el sexo.
No parar de hacer cosas o apatías.
Recomendaciones para recorrer el camino
de las lágrimas (y sobrevivir)
1.-Permitiste estar de duelo.
Date el permiso de sentirte mal,
necesitado, vulnerable...
Podes pensar que es mejor no sentir el
dolor, o evitarlo con distracciones y ocupaciones pero, de todas maneras, con
el tiempo lo más probable es que el dolor salga a la superficie.
Mejor es ahora. Acepta que posiblemente
no estés demasiado interesado en tu trabajo ni en lo que pasa con tus amistades
durante un tiempo, pero metete en el duelo con todas sus consecuencias. Tu vida
será diferente mientras recorres este camino, muy probablemente tendrás que
cambiar transitoriamente algunos hábitos, seguramente te sientas vacío...
Permitite sentir el dolor plenamente
porque el permiso es el primer paso de este camino y ningún camino se termina
si antes no se comienza a recorrerlo.
2.- Abrí tu corazón al dolor:
Registrá y expresá las emociones que
surjan, no las reprimas.
No te hagas el fuerte, no te guardes
todo para adentro.
Con el tiempo el dolor irá disminuyendo.
Si hay algo que opera siempre aliviando el trayecto es justamente encontrar la
forma y darse el permiso de sentir y expresar el dolor; la tristeza, la rabia,
el miedo por lo perdido. recorrer el camino de punta a punta es condición para
cerrar y sanar las heridas. Y este camino se llama el Camino de las Lágrimas.
Permitite el llanto.
Te merecés el derecho de llorar cuanto
sientas. Posiblemente sufriste un golpe brutal, la vida te sorprendió, los
demás no supieron entender, el otro partió dejándote solo. Nada más pertinente
que volver a nuestra vieja capacidad de llorar nuestra pena, de berrear nuestro
dolor, de moquear nuestra impotencia. No escondas tu dolor. Compartí lo que te
está pasando con tu familia y tus amigos de confianza...Llorar es tan exclusivamente
humano como reír. El llanto actúa como una válvula liberadora de la enorme
tensión interna que produce la pérdida. Podemos hacerlo solos si esa es nuestra
elección, o con nuestros compañeros de ruta para compartir su dolor, que no es
otro que nuestro mismo dolor. Cuando las penas se comparten su peso se divide.
Cuando el alma te duele desde adentro no hay mejor estrategia que llorar.
No te guardes todo por miedo a cansar o
molestar. Busca a aquellas personas con las cuales podes expresarte tal como
estás. Nada es más impertinente y perverso que interrumpir tu emoción con tus
estúpidos condicionamientos de tu supuesta fortaleza protectora del prójimo.
3.- Recorrer el camino requiere tiempo.
Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero
cuidado, el tiempo solo quizás no alcance. LO que realmente puede ayudar es lo
que cada uno hace con el tiempo.
NO te hagas expectativas mágicas. Estate
preparado para las recaídas. Un suceso inesperado, una visita, un aniversario,
la Navidad te vuelven al principio, es así.
No podés llorar hoy lo de mañana, ni
seguir llorando lo de ayer Para hoy es tu llanto de hoy, para mañana el de
mañana.
¿Estás utilizando este día para aceptar
que estás de duelo, para reconocer que lo perdido ha muerto y no lo vas a
recuperar?
¿Estás utilizando el día de hoy para
sentir tus emociones intensamente y para expresar el dolor que supone esta
pérdida?
¿Estás utilizando este día para aprender
a vivir sin esa persona querida?
¿Estás utilizando el día para volver a
centrarte en vos mismo?
Viví solamente un día cada día.
4.- Sé amable contigo.
Aunque las emociones que estás viviendo
sean muy intensas y displacenteras (y seguramente lo son) es importante no
olvidar que son siempre pasajeras...Uno de los momentos más difíciles del duelo
suele presentarse después de algunos meses de la pérdida, cuando los demás
comienzan a decirte que ya tendrías que haberte recuperado. Sé paciente. No te
apures. Jamás te persigas creyendo que ya deberías sentirte mejor. Tus tiempos
son tuyos.
Recordá que el peor enemigo en el duelo
es no quererse.
5.- No tengas miedo de volverte loco.
Todos podemos vivir sentimientos
intensos de respuesta a la situación de duelo sin que esto te lleve a ningún
desequilibrio La tristeza, la bronca, la culpa, la confusión, el abatimiento y
hasta la fantasía de morir son reacciones habituales y comunes a la mayoría de
las personas después de una pérdida importante o de la muerte de un ser
querido.
Necesitas sentir el dolor y todas las
emociones que lo acompañan: tristeza, rabia, miedo, culpa...Habrá personas que
te dirán: "Tenés que ser fuerte". No les hagas caso.
6.- Aplazá algunas decisiones
importantes.
Decisiones como vender la casa, dejar el
trabajo o mudarte a otro lugar son trascendentes, y se deben tomar en momentos
de suma claridad; dado que un cierto grado de confusión es inevitable en el
recorrido de este camino, sería preferible dejarlas para más adelante.
Con el mismo razonamiento sobre todo en
los primeros tiempo inmediatos a la pérdida no parece conveniente iniciar una
nueva pareja, decidir un embarazo, acelerar un casamiento.
Podríamos lamentarlo después.
hay urgencias que no se pueden
postergar, pero conviene respetar la norma de no cruzar los puentes antes de
llegar a ellos.
7.- No descuides tu salud.
Muchos de los que recorren el camino
están tan ocupados en su proceso interno, están tan atentos a su sentir penoso
que no prestan atención a su propio cuerpo. Pasados los primeros días puede
resultar muy útil que decidas por unas semanas imponerte un horario para
levantarte, un horario para las comidas, una hora para acostarte...y lo sigas.
Alimentate bien y no abuses del tabaco, del alcohol ni de los medicamentos. De
hecho si para ayudarte en estos momentos fuera necesario tomar algún
medicamento, deberá ser siempre a criterio de un médico y nunca por los
consejos de familiares, amigos y vecinos bien intencionados. De todas maneras
es bueno no deambular "buscando" el profesional que acepte recetar
los psicofármacos para "no sentir", porque lejos de ayudar puede
contribuir a cronificar el duelo.
8.- Agradecé las pequeñas cosas.
Es necesario valorar las cosas buenas
que seguimos encontrando en nuestra vida en esta situación de catástrofe.
Sobre todo, algunos vínculos que
permanecen (familiares, amigos, pareja, sacerdote, terapeutas), aceptadores de
mi confusión, de mi dolor, de mis dudas y seguramente de mis momentos más
oscuros. Para cada persona lo que hay que agradecer es diferente: seguridad,
contención, presencia y hasta silencio.
9.- Anímate a pedir ayuda.
No interrumpas tu conexión con los
otros, aunque ellos no estén hoy recorriendo este camino. Necesitás su
presencia, su apoyo, su pensamiento, su atención. Dales la oportunidad a tus
amigos y seres queridos de estar cerca. Todos lo que te quieren desearán
ayudarte, aunque la mayoría no sabe cómo hacerlo.
Algunos tienen miedo de ser
entrometidos. Otros creen que te lastiman si te recuerdan tu pérdida. Necesitás
que te escuchen, no que te den su opinión de lo que deberías hacer, sentir o
decidir. No te quedes esperando su ayuda y mucho menos pretendiendo que
adivinen.
Pedí lo que necesitás. NO es más sabio
ni más evolucionado el que no precisa ayuda, sino el que tiene conciencia y
valor para pedirla cuando al necesita.
10.-Procura ser paciente con los demás.
Ignorá los intentos de algunas personas
de decirte cómo tenés que sentirte y por cuánto tiempo, no todos comprenden lo
que estás viviendo. Amorosamente intentarán que olvides tu dolor, lo hacen con
buenas intenciones, para no verte triste, teneles paciencia pero no te ocupes
de complacerlos. Más bien apartate un poco gentilmente y buscá a quienes puedan
permitirte "estar mal" o desahogarte sin miedo cuando lo sentís así.
De todas.maneras quizás sea mejor que durante un tiempo prestes más atención a
la intensión de quienes te rodean que a lo que dicen en palabras. A veces los
que uno pensaba que serían los mejores compañeros de ruta no pueden compartir
tu momento.
Soportan tan mal el dolor ajeno que
interrumpen tu proceso y retrasan tu paso hacia el final del camino. De todas
maneras, una vez más, no te fastidies con ellos por eso.
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