domingo, 11 de noviembre de 2018

Ten Compasión De Mí

Un texto que me gusta leer es el de la mujer cananea (Mateo 15,21-28). 

En ese relato se presenta una catequesis de cómo debe ser nuestra petición a Jesús. En ella se presenta un proceso que todos debiéramos aprender. 
El texto nos muestra que la mujer cananea sale al encuentro de Jesús: “Una mujer cananea de la zona salió gritando”. Ella se desacomoda y sale de sus seguridades para encontrarse con Jesús. Eso es lo que todos tenemos que hacer. No podemos pretender que a través de un servicio a domicilio nos lleguen la fe y las bendiciones de Dios. Nosotros tenemos que ir a buscarlas.

Segundo paso. “salió gritando: ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija es atormentada por un demonio” Expresa lo que le está pasando, lo que la hace sufrir, lo que la atormenta. Ella quiere ayuda y por ello le cuenta al Señor lo que le hace vivir angustia y dolor. 

Tercer paso. A pesar del silencio de Jesús, sigue insistiendo: “Él no respondió una palabra. Se acercaron los discípulos y le suplicaron: Señor, atiéndela para que no siga gritando detrás de nosotros”. No se da por vencida. Ella sabe que Él tiene la posibilidad de darle lo que necesita y por eso no abandona su súplica. Insiste tanto, que los discípulos le piden al Maestro que por favor la atienda para que no siga gritando.

Cuarto paso. Ella es humilde. Acepta quién es y quién es Jesús y cuál es su misión: “¡he sido enviado solamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel! Pero ella se acercó y se postró ante él diciendo: ¡Señor, ayúdame! Él respondió: No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos: Ella replicó: Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños”.

Las frases de Jesús, si no se contextualizan en el momento histórico en el que viven, pueden entenderse como duras y hasta groseras. Pero no. El Maestro quiere dejar claro cuál es el alcance de su misión. 
Por eso la respuesta de la mujer cananea es de comprensión y, a la vez, de disponibilidad a la acción del Señor. Es verdadera mujer de fe. Ella sabe que Él lo puede hacer todo. Por esto es valorada por el Señor: “Mujer, ¡Qué fe tan grande tienes! Que se cumplan tus deseos. Y en aquel momento su hija quedó sana”.

TAREA DEL DÍA:
Te invito a ser insistente en tu petición a Dios. No dejes que nada te quite las ganas de seguir pidiendo su ayuda. Di “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí”

POR ALBERTO LINERO

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