(De la exhortación Apostólica "Amorosa Letitia"
R.P. Pedro Herrasti, S.M.
Folleto EVC)
SIN
VIOLENCIA INTERIOR
Lo
primero que nos pide San Antonio de Asís, es la paciencia, podemos sentir
irritación e indignación internas, no manifiestas, que nos pone a la defensiva
ante los otros. "Esto no sirve para nada, sólo nos enferma y termina aislándonos.
la indignación es sana cuando nos lleva a reaccionar ante una injusticia, pero
esa nena cuando tiende a impregnar todas nuestras actitudes ante los
demás".
el papá
nos ha dicho en repetidas ocasiones que hay que vivir cotidianamente en paz con
los demás. "Por ello nunca hay que terminar el día sin hacer las paces en la
familia". El enojo, el rencor, la amargura, tienden a instalarse
en el alma, el corazón y ahí se pudren haciendo cada vez más difícil perdonar o
pedir perdón.
NO BUSCA
SU PROPIO INTERÉS
El amor
propio es fundamental. Debo amarme a mí mismo, debo cuidar mi salud, comer
adecuadamente, llevar una vida sana y equilibrada. Nuestro cuerpo es un
don de Dios y mal tratarlo es una ingratitud.
de la
misma manera y más aún todavía debemos cuidar nuestra alma que existirá por la
eternidad. El enemigo del alma es el pecado que nos puede llevar a la
condenación.
Pero el
amor propio también es un peligro. San Pablo nos dice en la carta a los
Filipenses 2,4 "no se encierran en sus intereses, si no busquen todos
los intereses de los demás". es tan fácil ser egoístas!
"En
cuanto quién es incapaz de amarse a sí mismo, añade el Papa Francisco,
encuentra dificultades para amar a los demás". Santo Tomás de Aquino ha
explicado que 'pertenece más a la Caridad querer amar que ser amado' y que de
hecho 'las madres, qué son las que más aman, buscan amar más que ser amadas'.
Por eso,
el amor puede ir más allá de la justicia y desbordarse gratis, sin nada a
cambio, hasta llegar al amor más grande, qué es dar la vida por los demás"
(Jn 15,13).
NO LLEVA
CUENTAS DEL MAL
no es
casualidad que viene el padre nuestro haya nuestro señor incluido el espinoso
tema del perdón, pero de una manera muy riesgosa: "perdónanos como
nosotros perdonamos", o sea, nos estamos colocando la soga al cuello, nos
estamos obligando a perdonar so pena de no ser perdonados por Dios. Una persona
rencorosa, no debe atreverse a rezar así.
"La
tendencia suele ser la de buscar más y más culpas, la de imaginar más y más
maldad, suponer toda clase de malas intenciones y así el rencor va creciendo y
se arraiga". Esto puede ser una especie de falso alivio cuando no podemos
convivir con las propias limitaciones y pecados, cuando no podemos perdonarnos
a nosotros mismos.
NO SE
ALEGRA CON LA INJUSTICIA
qué mal
corazón es de aquel que se goza cuando ve que se hace de injusticia o le pasó
un percance a otra persona. El cristiano, por todo lo contrario, se alegra de
corazón con el éxito de los demás, que comparte su felicidad. Hay gente que
siempre está compitiendo, comparándose, necesitando ser el primero. Esto puede
pasar hasta con el propio cónyuge, hasta el punto de alegrarse secretamente de
sus fracasos.
"Nuestro
Señor aprecia de manera especial a quién se alegra con la felicidad del otro.
La familia debe ser siempre el lugar donde alguien, que logra algo bueno en la
vida, sabe que allí lo van a celebrar con él".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario