domingo, 9 de diciembre de 2018

Reflexiones Sobre La No Violencia - Gandhi (6)


Dios se revela cotidianamente

No he tenido ninguna revelación especial de la voluntad de Dios. Estoy íntimamente persuadido de que todos los días se nos revela, pero bloqueamos los oídos para no escuchar esa vocecita calma; cerramos los ojos para no ver ante nosotros esa columna de fuego.

Los profetas y los avatares predicaron igualmente, más o menos, el valor de la ahimsa. Ninguno de ellos fue pregonero de la violencia... ¿Cómo podría ser de otra manera? La violencia no es de esas cosas que requieren enseñanza. En cuanto animal, el hombre es violento; pero en cuanto espíritu, es no violento. Apenas empieza a despertar a las exigencias de ese espíritu que habita en él, le resulta imposible continuar siendo violento: o bien evoluciona en el sentido de la ahimsa, o camina hacia su destrucción. Por eso, los profetas y los avatares exaltaron los méritos de la verdad, de la armonía, de la fraternidad, de la justicia y de otros muchos atributos de la ahimsa.

Lo que debe prevalecer

La luz que hay en mí brilla con todo su esplendor, sin desfallecer jamás. No hay ninguna salida posible, fuera de la verdad y de la no violencia. Sé que la guerra es un mal, un crimen que no admite excusas. Sé igualmente que debe ponerse todo el empeño en que no reaparezca este azote de la humanidad. Estoy convencido de que una libertad obtenida por medios poco honrados o gracias a la sangre de los demás, no es libertad... Ni la falta de la verdad ni la violencia, sino únicamente la no violencia y la verdad pueden responder a la ley de nuestro ser.

Me siento ligado a la India con todo mi ser. Se lo debo todo. Pero estoy convencido de que tiene una misión que cumplir. No debe imitar a Europa de una manera ciega. Si un día la India se colocara deliberadamente entre los violentos, ese día comenzaría mi calvario. Mi religión no conoce fronteras geográficas; está por encima del amor que siento por la India. Si mi vida está consagrada al servicio de la India es porque esta exigencia deriva de la religión de la no violencia, que está en la fuente del hinduismo.

Ahímsa y himsa

La verdadera moral es inseparable de la auténtica religión. Esta es a aquella, lo que el agua a la semilla oculta en la tierra.

Himsa es causar dolor o matar a cualquier forma de vida, por ira, con fines egoístas o con la intención de dañar. Abstenerse de ello es ahimsa o no violencia.

Ahimsa es un atributo del alma y, por consiguiente, debe ser practicada por todos en todas las instancias de la vida. Si no se la puede practicar en cada uno de los planos vitales, su validez práctica resulta inexistente.

La no violencia es un estado perfecto. Es una meta hacia la cual se dirige la humanidad, de modo natural pero inconsciente. El hombre no se vuelve divino por personificar la inocencia: en tal caso sólo se convierte realmente en hombre.

Poseer armas implica un elemento de temor, y hasta de cobardía. Pero la genuina no violencia es imposible si no se posee una intrepidez inalterable


Las armas y la cobardía

La no violencia y la cobardía se excluyen mutuamente. Imagino con facilidad a un hombre armado hasta los dientes, pero sin valentía alguna. El hecho de poseer un arma supone cierto miedo, por no decir cierta cobardía. Si no hay genuina intrepidez, tampoco hay auténtica no violencia.

Llamarme asceta es un error. Los ideales que regulan mi vida son los que en general acepta la humanidad. Llegué a ellos por una evolución gradual. Cada paso fue pensado, reconsiderado y emprendido con la máxima deliberación. Tanto mi continencia como mi no violencia tuvieron como punto de partida mi experiencia personal y se volvieron necesarias para responder a las exigencias del deber público.

La no violencia tiene éxito solamente cuando tenemos una fe vivida en Dios.

`La vida alimenta a la vida"

La tolerancia está implícita en la no violencia. No somos otra cosa que unos pobres mortales, expuestos a las contradicciones de la violencia. En el dicho "la vida alimenta a la vida" hay un significado muy profundo. El hombre no puede vivir un solo momento sin cometer -consciente o inconscientemente- una violencia física. El hecho de comer, beber, vivir, caminar, lleva necesariamente consigo la destrucción de ciertas formas de vida, por muy pequeñas que sean.

El mayor error es creer que no hay ninguna relación entre el fin y los medios. Esa equivocación ha hecho cometer crímenes innumerables a  personas que eran consideradas como religiosas. Es como si pretendiesen que de una mala hierba brotara una rosa. El único medio para atravesar el océano es un barco. Si, en su lugar, toman un coche, no tardarán en hundirse.

Según una máxima digna de consideración, "el discípulo toma como modelo al Dios que adora". Se ha trastocado el sentido de estas palabras y se ha caído en el error. Los medios son como la semilla y el fin como el árbol. Entre el fin y los medios hay una relación tan ineludible como entre el árbol y la semilla.

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