sábado, 22 de diciembre de 2018

Llegamos a Creer (Cap 9 - Parte 4)

CAMBIO DE CREENCIAS
Cuando temblando y aterrorizado llegué a mi primera reunión pensaba que ya no creía en nada. Que milagro que después de una charla con mi madrina y una reunión, pudiera tener esperanza en A.A. Esta esperanza me mantuvo viniendo a las reuniones y gradualmente se transformó en una verdadera fe en que A.A. tenía para mi todas las respuestas que, si estaba dispuesta y lo intentaba, permanecería sobria - un día a la vez. Si embargo, encontré que esto incluía el esfuerzo de practicar el programa.

Una vez que mi fe en A.A. se había arraigado me pareció que todos los Doce Pasos eran importantes para mi continua sobriedad. Pero estaba bloqueada en el Paso Tres, en lo referente a "al cuidado de Dios". Así es que tomé un atajo para evadirlo, a sabiendas que tenía que regresar a El, y acometí el Paso Cuatro. Lenta y dolorosamente, llegué a estar consciente de mí misma. Comencé a ver que no era verdad que no creyera en nada. Por el contrario, había creído en cosas erróneas:

Había creído que necesitaba de un trago para tener confianza.

Había creído que no era atractiva.

Había creído que era indigna.

Había creído que nadie me amaba.

Había creído que nunca tuve una oportunidad.

Alguien dijo en una reunión cerrada, "Hay algo bueno en todos nosotros. Búscalo, aliméntalo, cuídalo y florecerá". Así es que empecé a buscar las cosas positivas dentro de mí. Me di cuenta que mi sentimiento de inferioridad era sólo un aspecto del ego, y la arrogancia que proyectaba era el otro. Debía encontrar el justo medio. Así que traté de actuar como si:

A.A. me estuviera dando confianza. Tuviera una atractiva personalidad, a pesar de no ser bonita. Fuera digna, como todos los demás. Me amara a mí misma y por lo tanto pudiera amar a otros. La fe me estuviera liberando del temor que siempre me había dominado.

Ahora creía, al menos, que podría llegar a integrarme, con las herramientas del programa de A.A.: siguiendo los Pasos, leyendo la literatura de A.A., haciendo preguntas en las reuniones, aferrándome a los miembros de A.A. más antiguos que tenían esa misteriosa cualidad de la serenidad. Descubrí que todos aquellos a quienes imitaba y admiraba habían puesto el Paso Tres dentro de sus vidas. Supe que quería hacerlo del mismo modo.

Esto exigía encontrar un Dios de mi comprensión, además de la disposición para rendirme. Me di cuenta que debía decir, "Hágase Tu voluntad". Pero para mi, ¿quién o qué era este Tu?. Empecé a volver atrás, ¿para pasar revista a los hechos que había llegado a creer?

Había llegado a creer en el Programa de A.A.

Había llegado a creer que un poder (A.A.) superior a mí podía restaurarme la cordura.

Había llegado a creer que ya no necesitaba un trago.

Había llegado a creer que podía crecer hasta ser una persona integrada,

Había llegado a creer que la fe podía eliminar el temor.

Había llegado a creer que podía amarme a mí misma y así amar a los demás.

Había llegado a creer que el amor era la clave.

Con un corazón abierto, regresé al Paso Tres y puse mi voluntad y mi vida al cuidado del Dios de mi comprensión.

Fort Lauderdale, Florida.

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