domingo, 23 de diciembre de 2018

Reflexiones Sobre La No Violencia - Gandhi (8)


Qué provoca todo movimiento renovador

Todo movimiento que merezca de verdad ese nombre pasa por cinco fases sucesivas: la indiferencia, las burlas, las injurias, la represión y la estima. Ya hemos conocido la indiferencia durante varios meses. Luego, el virrey se ha burlado muy amablemente de nosotros. Vimos cómo a continuación se iban sucediendo las injurias y los informes mentirosos. Los gobernadores provinciales y la prensa hostil hicieron todo lo posible para llenar de injurias a nuestro movimiento. Nos topamos ahora con la represión que, por el momento, se encuentra en una etapa moderada.

Para resultar eficaz, la no violencia exige una voluntad decidida a aceptar el sufrimiento. No se trata para nada en un someterse servilmente a la voluntad del tirano sino de oponerse con toda el alma a sus abusos. Respetando esta ley de nuestro ser, un solo individuo puede llegar a desafiar todo el poder de un imperio basado en la injusticia y -dejando a salvo su honor, su religión y su alma- logrará fracturar los cimientos de tal imperio, o promover su regeneración.

Todo movimiento que sobrevive a la represión -moderada o cruel impone invariablemente el respeto, lo cual es sinónimo de éxito. Si somos fieles, esa represión puede ser considerada como signo precursor de la victoria. Pero para ser fieles, no debemos dejarnos intimidar en ningún caso. Mucho menos debemos dejarnos llevar por la cólera, a un acto de venganza o de violencia. La violencia es un suicidio.

El éxito de un movimiento


No critico a los británicos. Si nosotros fuésemos numéricamente tan débiles como ellos, quizás habríamos recurrido a los mismos métodos. El terrorismo y la mentira son las armas que utilizan los débiles y no los fuertes. Los británicos son numéricamente débiles: nosotros somos débiles a pesar de nuestro número. De aquí se deduce que cada cual arrastra al otro en su caída. El hecho es notorio: los ingleses pierden fuerza de carácter después de una estancia en la India y, en contacto con ellos, los hindúes pierden coraje y virilidad. Este proceso de debilitamiento no es provechoso para nuestras dos naciones ni para la humanidad. Pero si nosotros, los hindúes, tomamos nuestra suerte en nuestras manos, los ingleses y el resto del mundo se ocuparán de sus propios asuntos. Por consiguiente, nuestra contribución al progreso del mundo tiene que consistir en poner orden en nuestra casa.

Liberación de la India

No pretendo únicamente liberar a la India del yugo inglés. Estoy decidido a liberarla de todas las formas de esclavitud que pesan sobre ella. No tengo ningún deseo especial de cambiar un rey inútil por un rey que nos explote. Por eso he fundado el movimiento del swaraj (autonomía), en el que se le exige a cada cual que se purifique interiormente.

No me interesa prever el futuro. Sólo me ocupo del presente. Dios no me dio controles sobre el instante venidero. Existen esperanzas de que el hombre violento sea no violento algún día. Pero no hay esperanza alguna para el cobarde. Por eso, más de una vez dije que si no sabemos cómo defender a nuestra propia persona, a nuestras mujeres y nuestros lugares de trabajo, por la fuerza del sufrimiento -o sea, la no violencia- debemos estar dispuestos a defenderlos, si somos hombres, mediante la lucha.

El poder de los gobernados

Hasta a los gobiernos más despóticos les es imposible permanecer en el poder sin el acuerdo de sus gobernados. Es verdad que el déspota cuenta muchas veces, gracias a la fuerza, con el consentimiento del pueblo. Pero apenas el pueblo deja de temer la fuerza del tirano, su poder se derrumba.

¿Cuáles son los sacrificios que exige de nosotros la no colaboración? Debemos soportar de buena gana las privaciones y los contratiempos en que corremos el peligro de caer, después de haber retirado nuestro apoyo al equipo que gobierna contra nuestra voluntad. Thoreau declara: "Es criminal detentar un poder y poseer riquezas bajo un gobierno injusto. En este caso, la pobreza es una virtud".

Las experiencias y pruebas por las que pasé me sostuvieron y me dieron inmensas alegrías. Aunque sé que todavía tengo frente a mí un camino difícil de atravesar. Tengo que reducirme a mí mismo a la nada. En tanto el hombre, por libre decisión, no se sitúe en el último escalón de la especie, no habrá salvación para él. La no violencia es el límite más recóndito de la humildad

Combatir al mal

Puede ser que cometamos errores durante la fase de transición. Podrían evitarse ciertos sufrimientos. Pero, de todas formas, esto vale más que ver castrada a toda una nación.

Para obtener reparación de la injusticia, debemos negarnos a esperar que el culpable tome conciencia de su iniquidad. Hay que evitar hacerse cómplice de esa iniquidad, por miedo a sufrir nosotros mismos o ver sufrir por ello a los demás. Por el contrario, hay que combatir el mal dejando de proporcionar nuestra ayuda al malhechor, de una forma directa o indirecta.

Es una costumbre deplorable decir que son falsos los pensamientos de otro para pretender a continuación que sólo los nuestros son exactos. Es no menos lamentable considerar a los que tienen opiniones distintas de las nuestras como enemigos de la patria.

No colaborar con la injusticia

Si un padre se hace culpable de injusticia, sus hijos tienen la obligación de abandonar el techo paterno. Si el director de una escuela dirige su colegio sin respetar las reglas de la moral, los alumnos deben abandonar esa institución,. Si el presidente de una sociedad se dejara corromper, los miembros de la misma que no quieran ensuciarse las manos tienen que dimitir. Del mismo modo, si un gobierno cometiera una injusticia grave, el ciudadano tiene que retirarle su colaboración en todo o en parte, impidiendo que los dirigentes cometan sus fechorías. En todos estos casos, nos encontramos con un elemento de sufrimiento moral o físico. Sin ese sufrimiento, sería imposible llegar a la libertad.

Si estuviese seguro de encontrar a Dios en una caverna del Himalaya, iría hacia allí de inmediato. Pero sé que sólo se encuentra en el corazón de la humanidad.

Dios no es una persona. Es la potencia misma, la esencia de la vida, conciencia pura e inalterable. Es eterno. No obstante, resulta curioso cómo algunos son incapaces de recibir de esta presencia viva y omnipresente todo el provecho y la ayuda que ella irradia.

Tradición y reforma

El hombre de verdad no está obligado a ajustarse siempre a la tradición. Debe estar dispuesto a convertirse en reformador y, si él mismo descubre que cometió errores, tiene que reconocerlos públicamente, sean cuales fueren las consecuencias, y hacer lo posible para corregirlos.


No soy un visionario. Intento ser un idealista con sentido de la realidad. La religión de la no violencia no está reservada únicamente a los rishis (visionarios) y a los santos. Está destinada a todo el mundo.

Debemos hacer que la verdad y la no violencia sean practicadas por grupos y comunidades, no apenas por individuos. Tal es mi sueño: viviré y moriré tratando de llevarlo a cabo. Mi fe me ayuda a descubrir verdades nuevas todos los días.

El ayuno

Mi concepto de la no violencia no me lleva a escapar del peligro y dejar sin protección a mis seres queridos. En la alternativa entre la violencia y la fuga cobarde, sólo podría preferir la violencia en vez de la cobardía. Tampoco puedo recomendarle la no violencia a un cobarde, así como no puedo invitar a un ciego a que disfrute espléndidos panoramas.

Ayunar no es más que un medio para llegar a controlarse. No es suficiente hacer ayunar al cuerpo: hay que someter del mismo modo al espíritu. Si no, corremos el peligro de caer en la hipocresía y de acabar en un desastre.

Creo en la unidad absoluta de Dios y, por consiguiente, también en la de la humanidad. No importa que tengamos muchos cuerpos. Sólo tenemos un alma. La refracción multiplica los rayos del sol, pero todos tienen la misma fuente.

No puede erigirse la no violencia en una civilización fabril, aunque sí es posible hacerlo en ciudades autosuficientes. Tal como la concibo, la economía rural evita por completo la explotación; y la explotación es la esencia de la violencia

Misión de Gandhi

Mi misión no habrá concluido` el día en que todos los hindúes se amen como hermanos. Tampoco finalizará con la liberación de la India, si bien por ahora le consagro a esta labor mis mejores fuerzas y casi todo mi tiempo. Lo que procuro a través de la liberación de la India es impulsar a todos los hombres a que formen una sola comunidad fraternal.

No le pido a la India que practique la no violencia, por el hecho de que sea débil. Anhelo que lo haga con conciencia de su fortaleza y de sus posibilidades. Para convencerse de su potencialidad, no es necesario seguir un entrenamiento militar. Creemos que hace falta tal entrenamiento porque subestimamos nuestros medios. Quiero que mi país comprenda que tiene un alma imperecedera y que puede triunfar sobre todo lo que lo ha humillado, poniendo fin a todas las formas de opresión basadas en la fuerza física.

No violencia es norma de conducta

La no violencia no es una virtud monacal orientada a procurar la paz interna y a garantizar la salvación individual, sino una norma de conducta necesaria para vivir en sociedad, pues garantiza el respeto a la dignidad humana y permite que progrese la causa de la paz, sobre la base de los anhelos más fervorosos de la humanidad.

La finalidad suprema del hombre es discernir a Dios: todas sus actividades políticas, sociales y religiosas deben tender a este fin último. Concretamente, es preciso consagrarse' directamente al servicio de los demás, pues el único medio de hallar a Dios es salir a su encuentro en su creación y no formar con ella más que una sola cosa.

Muy poco sabe el mundo lo mucho que mi llamada grandeza depende de las incesantes labores y de los sufrimientos de silenciosos trabajadores, hombres y mujeres, devotos, eficientes y puros.


Gandhi por Gandhi

Lo que hago, puede ser realizado por todos. Porque no soy sino un mortal común, sujeto a las mismas tentaciones y propenso a las mismas debilidades de los mejores entre nosotros. Cuando yo sea incapaz de practicar el mal, cuando no emita ninguna palabra áspera o arrogante (por un instante siquiera) mi mundo mental -sólo entonces y no antes y mi no violencia conquistarán el corazón del mundo entero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario