Quienes nos van conociendo y con quienes nos vamos relacionando van diciendo cosas sobre nosotros que de algún modo corresponden a lo que realmente somos, así se va construyendo nuestra identidad.
Sin embargo, al ser así, se corre el riesgo, también, de que la sociedad diga cosas sobre nosotros que, aunque no respondan a lo que realmente somos, nos terminen determinando y rotulando.
Por eso, el mensaje de hoy es que somos más que eso que la sociedad dice sobre nosotros.
Nuestro valor no lo pueden determinar ajenos, ni influencers ni youtubers, ni nada de modas; tenemos que sabernos valiosos por ser hijos de Dios.
Valemos mucho, no porque los otros lo digan, sino porque Dios nos ha dado ese valor.
No esperes a que alguien venga a decirte cuánto vales o, peor aún, que los demás te digan cómo debes o no vivir, qué debes o no debes hacer.
Vive siendo libre, siendo tú mismo, trabajando en aquello que necesitas mejorar, consciente de que eres humano y tienes debilidades.
Centra tu oído en las personas que te aman y que con sinceridad te dicen qué debes mejorar, y trabaja en eso.
Aleja la mirada de aquellos que solo buscan dañarte, de los que te critican y juzgan para destruirte.
Sé feliz, vive consciente de tu valor de hijo de Dios y disfruta la vida con aquellos a los que amas.
Lo demás no hay por qué mirarlo. Que por estos días de Cuaresma ores al Dios de la esperanza y clames por tener una sana autoestima, que sepas escuchar, y escuches a quienes te aman de verdad; que sepas ser sordo a los comentarios malintencionados de los demás.
TAREA DEL DÍA:
Sé tu mismo sin importar lo que digan los demás.
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