martes, 19 de marzo de 2019

Un Corazón Fuerte

Hay una realidad que debemos tener clara para poder llenar de amor a los demás: tenemos que amarnos a nosotros mismos. 
Nadie puede amar si antes no experimenta por sí mismo el amor. 
Creo que de las grandes crisis que enfrentamos en nuestros tiempos es la falta de amor propio, es rendir a los demás un amor que no tenemos y que, por tanto, no le podemos dar.

Las preguntas hoy para reflexionar podrían ser: ¿hasta qué punto nos amamos a nosotros mismos? ¿cómo ese amor se refleja en nuestro amor por los demás? 
Hay mucha gente que no ha sido capaz de amar a plenitud, aunque muchos buscan entregarse por completo, no pueden, precisamente, porque no han sabido amarse a sí mismas. 
Además, creo que el amor propio pasa por dos cosas fundamentales. 
1. La necesidad del reconocimiento del valor que tenemos, de lo valiosos que somos ante los ojos de nuestro Dios, es la autoestima, reconocer nuestras virtudes y nuestros defectos. 
2. El reconocimiento del amor de Dios. Nuestra manera de amar a los demás debe asemejarse a la manera de amar de Dios, sin prejuicios, sin trabas, sin condiciones, y creo que solo cuando experimentemos ese amor profundo de Dios, entonces nosotros podremos dar del mismo amor. 

Si tienes una sana autoestima no andarás mendigando amor a nadie, no permitirás que ninguno te pisotee, pero tú tampoco dañarás ni pisotearás a nadie por ningún motivo. 

Te invito a que seas capaz de amarte, de reconocerte valioso, de saber que estás lleno de un amor profundo, para que de esa manera puedas salir a comunicar a los demás la fuerza de un amor vivo capaz de transformar una vida. 

Que por estos días de novenas y Cuaresma luches por tener un corazón fuerte, capaz de amarse a sí mismo y amar a los demás.

TAREA DEL DÍA: 
Ámate con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas

Alberto Linero

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