viernes, 1 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. IX - Cómo Superar La Autoconmiseración (Parte 3)

CURIOSIDAD: ¿PORQUE SERÁ QUE MUCHAS VECES UNA PERSONA REZA Y REZA Y LA AUTOCOMPASIÓN Y LA DEPRESIÓN NO SE ALEJAN?

Muchas personas deprimidas se van alejando poco a poco del Trato con los demás iban perdiendo amigos por vivir con la verborragia de la autocompasión, y como las palabras de lástima hacia sí mismos ya no brotan de su boca normalmente si no como decía San Bernardo: "A manera de vómito", y se van volviendo tan insoportables por sus quejas y lamentaciones que el único que es capaz de aguantar su quejadera es el mismo Dios. Pero resulta que por más que se quejan y quejan con Él, no tienen que se le vaya a su depresión. ¿Porque será esto? ¿Porque no atiende Dios sus súplicas? ¿Porque no les da gusto en lo que piden?

San Agustín responde: "tus oraciones no son respondidas por el cielo porque, rezas mal, Torres haciendo malo, o rezas pidiendo cosas malas que no te convienen". Y esto último puede ser la razón de que las oraciones de tantos quejumbrosos no sean atendidas como ellos quieren: es que rezan pidiendo "cosas malas", o sea, lo que a ellos no les conviene.

Una petición mala de Moisés: cuando a Moisés le faltaba todavía muchísimos años para volverse Santo, un día hizo a Dios una mala, y en medio de una gran depresión le dijo así: "si esta situación tan deprimente del pueblo que dirijo va a seguir así, yo te pido que me quites la vida".

Una oración muy parecida a ésta hizo el profeta Elías en uno de los momentos de mayor depresión de su vida cuando se sentía perseguido por todos y ayudado por ninguno. Tampoco Elías era Santo todavía. Lo Sería más tarde. Pero a ninguno de estos dos Orantes le Atendió Dios petición porque lo que pedían era algo malo. Y además Dios no necesita de nuestros consejos ni le hace falta que le íbamos diciendo Cuánto debe mandarnos a la muerte. Él ya tiene hechos perfectamente todos sus planes acerca de nuestra vida y es inútil que tratemos de corregirle la plana al Creador.

¿Qué hizo el todopoderoso ante esa situación es de depresión y de desaliento? Lleno de valor y de paciencia a estos dos hombres, les hizo ver que sus sufrimientos no serían inútiles, y los animó a seguir luchando contra las dificultades. Pero no los libró de sufrimientos.

Así era con nosotros muchas veces. Le pedimos que se vaya esta pena, que acabe este dolor, que no suceda más esto que tanto nos aflige. Pero si él sabe que nos conviene más el seguir sufriendo todo esto, en vez de quitarnos el sufrimiento, nos dará valor para soportarlo, pero no lo quitará del todo.

Un cambio propuesto y aceptado. En el siglo XIX, por allá en 1820 estaba de párroco El Ars, Francia, San Juan M. Vianney. La gente de ese pueblecito era tan desagradecida y tan frías para la religión que su antecesor les dejó dicho: "los cristianos de aquí, en lo único que se diferencian de los burros es..., En que están bautizados". Y el pobre Vianey se desanimaba porque trabajar ahí era como arar en el mar y sembrar en el viento. Por las noches Le colgaban cerdos vivos en su ventana para que le dieran serenata chillando. Cada vez que nacía un hijo ilegítimo en el pueblo se lo achacaban a él Que era puro como un ángel. Los hombres no iban a misa, pero si llenaban las cantinas... Y el Pobrecito párroco le pedía y le pedía a Dios que lo librara de esos sufrimientos y que lo enviara a otra parroquia. Pero es lo visto no lo movía de ahí y la gente no cambiaba. Al fin se le ocurrió una idea luminosa: se dedicó a decirle a Dios en la oración: "señor, ya que no quieres cambiar mi situación, cámbiame a mí! Ya que no me quieres quitar estos sufrimientos, concédeme valor y alegría para soportarlos por amor tuyo y por la salvación de las almas". -y esta oración si le agradó a Dios, y le concedió tal cantidad de paciencia, de valor y de fuerza para soportar sus sufrimientos que ya nunca más volvió a pensar en pedir al cielo que le quitará o lé disminuyera las penas. Sólo pedía valor. Y éste nunca le era negado. Y así aguantó 37 años más en aquella parroquia y al morir ya era un santo y había hecho Santos a sus parroquianos.

¿Qué será lo que yo pido que no le gusta a Dios? ¿Acaso estaré pidiendo que se me solucione los problemas que me hacen sufrir, en vez de dedicarme a pedir a nuestro señor que me conceda paciencia y fortaleza para ser capaz de soportar Mi vida sin andar quejándome y auto compadeciéndome? Ciclo que pido es no sufrir, eso que pido no me conviene y no me será concedido. Pero si pido valor, obtendré valor.

Recordaré lo que decía San Juan Bosco: "lo que nos hace Santos no es lo que sufrimos, sino la paciencia con la que lo sufrimos".

Propósito: me conseguiré en alguna librería San Pablo el hermoso casete titulado "por el abandono a la paz" de Ignacio Larrañaga, y lo escucharé varias veces. Lo puedo escuchar en estos tiempos muertos. Lo puedo escuchar en estos tiempos muertos, por ejemplo: mientras tiendo la cama por la mañana o hago el aseo, etc. Después de oír varias veces ese bello casete notare una paz en mi alma que antes nunca había experimentado quizá. Haré la prueba para convencerme de que esto sí va a ser así. Esta misma semana trataré de conseguirlo.