lunes, 4 de septiembre de 2017

Como Alejar la Depresión: Cap. IX - Cómo Superar La Autoconmiseración (Parte 4)

LOS TRES MÉTODOS QUE SE ENSAYARON PARA CURAR DEPRIMIDOS

En la universidad Católica hicimos un ensayo de decoracion de deprimidos, dividiéndolos en tres grupos. Al primer grupo se le enseñaron varios métodos de curación de la depresión y se les dejo que lo practicaran por su cuenta. Al segundo se les enseñaron estos métodos y se les motivo muy fuertemente para que se dedicaran a orar al Señor para lograr superar la depresión y la autocompasión. Y al tercer grupo además de enseñarle los otros métodos de curación y de insistir las en la necesidad de orar se les trata de convencer de que Hay que orar dando gracias y que hay que agradecer al Señor cada pena, cada contrariedad y cada sufrimiento que nos sucede.

Al cabo de varias semanas Los del primer grupo habían adelantado muy poco en la curación de su depresión y autocompasión. Los del segundo grupo que habían orado y se habían dedicado emplear los métodos para curarse de su tristeza, el 50% había mejorado notablemente. Y los del Tercer grupo, los que se habían dedicado a dar gracias a Dios por sus penalidades, el 85% había progresado maravillosamente en su lucha contra la compasión. Es que "dar gracias" produce buen resultado.

Un accidente y una acción de gracias


Habíamos logrado comprar un automóvil nuevo después de muchos meses de estar ahorrando. Y al poquito tiempo de haberlo estrenado llegó un imprudente y le dio un fuerte golpe que lo dejo todo sumido y arrugado. Me puse pálido de la ira. El estómago se me encogió y empecé a planear como vengarme de aquel irresponsable. Pero enseguida elevé mi pensamiento al cielo y exclamé: "Bendito sea Dios. Gracias a Dios. Él nos lo dio, él nos lo quitó. Bendito sea Dios". Recordé el consejo del apóstol: "no andéis afanados. Qué vuestra oración se le ve a Dios Dándole gracias". Y como resultado de mi oración no guarda ninguna amargura por aquel accidente. No me habría podido conservar así de tranquilo si no hubiera dicho una plegaria de acción de gracias al Señor por lo que permitió que sucediera. Yo no entendía porque tenía que haber sucedido aquel accidente tan irracional. Pero no hace falta entender para dar las gracias a Dios. El, sí sabe muy bien porque permite que sucedan las cosas. Y ante estos hechos inesperados nos quedan dos caminos a seguir: o quejarnos, maldecir, renegar y llenarnos de autocompasión y de depresión, o en cambio dar gracias a Dios por lo que sucede y conservar la paz en el alma y verse libre de la auto conmiseración que es la que lleva a la depresión. Y es más provechoso escoger El Camino Que Lleva a no auto compadecerse.