Suerte la mía por tus palabras
porque aún al llorar siento que estás
que me escuchas y me hablas
suerte la mía por tu amistad
y que por muchos años pueda durar
No te preocupes, aquí estoy
que yo también he sufrido
así que sé lo que has perdido
y te acompaño en estas penas
lo mismo que nos hemos reído
pues para eso es un amigo
no temas;
no me voy.