Una universitaria cursaba el sexto semestre de sus estudios.
Como es común en los universitarios, pensaba que era de izquierda y estaba a favor de la distribución de la riqueza, que aún ella no había logrado.
Tenía vergüenza que su padre fuera de derecha y que se opusiera a los programas socialistas, proyectos de ley que otorgaban beneficios a los que no los merecían e impuestos más altos para los que tenían mayores ingresos de dinero.
Sus honorables y objetivos profesores le habían asegurado que la de su papá era una filosofía equivocada.
Por lo anterior, un día se decidió a enfrentar a su padre.
Le habló del materialismo histórico, la dialéctica de Marx, tratándole de hacerle ver a su padre cuán equivocado estaba al defender un sistema tan injusto como el que defendía la derecha.
En medio de la conversación su padre le pregunto:
¿Cómo van las clases?
Van bien - respondió la estudiante - tengo promedio de notas de 10. Me cuesta, no tengo vida social y duermo poco, pero lo logro.
La hija respondió muy segura de sí misma.
Su adre le pregunta nuevamente, Y tu mejor amiga, Soledad, como va?
Su adre le pregunta nuevamente, Y tu mejor amiga, Soledad, como va?
Muy mal... ...Soledad tiene cuatro de promedio. Se la pasa todo el tiempo en los centros comerciales, o anda de fiesta en fiesta, no estudia y muchas veces ni siquiera asiste a clases. No me extraña que repita el semestre.
El padre mirándola a los ojos, le respondió:
Entonces busca al Jefe de Departamento o al Decano mismo, a quien tú quieras y pídele que le transfiera 3 de los 10 puntos tuyos a ella, para que ambas tengan un 7, esta sería una buena y democrática distribución de notas.
(Escrito 6-Feb-2012)